¿Por qué protesta el campo español?

Los agricultores han dicho basta, y comienzan el 2020 en pie de guerra por la defensa de sus derechos. Se han convocado movilizaciones de protesta en 11 comunidades en fechas próximas. Las razones son varias, pero el siguiente dato puede servir de ejemplo para resumir todas ellas: el precio de la patata sube un 700% del campo al mercado.

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Foto: UPA
¿Por qué protesta el campo español?

Un 700% es el brutal margen comercial que se ha aplicado en el mes de diciembre a las patatas por llevarlas desde el campo hasta los supermercados. El dato procede del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), elaborado cada mes por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Según este índice, el precio medio pagado al agricultor por cada kilo de patata fue de 0’15 euros, cifra que se incrementa en 8 veces al llegar al consumidor, que pagó en diciembre un precio de 1’20 euros por cada kilo. En la cebolla y el brócoli el incremento de su precio fue superior al 600%. Las mandarinas, un 611%. Con estos márgenes de beneficio para los intermediarios resulta increíble que los agricultores no hayan salido a las calles antes.  

Producir un kilo de aceite vale unos 2′30€ y el intermediario ahora mismo se lo está comprando a las almazaras a 1′80. Fabricarlo vale más que venderlo y las pérdidas son seguras ... (La descompensación) proviene de la presencia de varios grandes grupos –cadenas de supermercados, empresas oleícolas que no producen aceite y que solo tienen marcas comerciales– que se ponen de acuerdo para fijar precios - Francisco Martínez, empresario y agricultor 

Agricultores al límite

Bajo esta etiqueta se organizan las 3 principales agrupaciones agrarias (Asaja, COAG y UPA), con la finalidad de sacar el campo a la calle en defensa de sus intereses. Las protestas han sido especialmente duras en Extremadura, donde hubo cargas policiales contra manifestantes el miércoles, en Castilla-León, Andalucía, y Jaén también ha habido protestas. Las concentraciones continuarán la semana que viene en Cantabria, Castilla-La Mancha, Madrid y Murcia.

Estas son las principales razones para la protesta y reivindicaciones

  1. Precios en picado. Los bajos precios en origen protagonizan la gran crítica de todo el sector, con casos paradigmáticos como el del aceite de oliva —del que se calcula que comen más de 250.000 familias—, con una caída del 25-30% en el último año que se dispara hasta cerca del 50% si se compara con 2018.En su punto de mira los agricultores colocan habitualmente a las cadenas de supermercados, a las que acusan de utilizar algunos de sus productos como “reclamo” para atraer tráfico de consumidores a sus tiendas.
  2. Aranceles de EEUU. La decisión de la Administración Trump —con el permiso de la Organización Mundial del Comercio— de imponer aranceles a la importación de algunos productos agroalimentarios españoles, entre ellos el aceite, el vino o los quesos, ha indignado al sector, que pone el grito en el cielo por pagar los platos rotos de un conflicto vinculado a las ayudas públicas al sector aeronáutico en Europa. En vigor desde octubre de 2019, el impacto de este arancel ya se nota en la cuenta de resultados de las empresas, que reclaman a través de sus patronales medidas de compensación a Bruselas y más firmeza a las autoridades para que defiendan sus derechos.
  3. Más costes. Los agricultores critican el incremento de sus costes de producción, afectados por cuestiones tan diversas como la subida del carburante, el encarecimiento de algunos fertilizantes o, más recientemente, el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). En un país como España, donde la mayoría de explotaciones agrícolas tienen un carácter profesional y necesitan —aunque sea de forma puntual a lo largo del año— contratar personal, la subida del SMI a 950 euros es un factor sensible para muchas de ellas.
  4. Defensa de su reputación. El sector también lamenta la imagen que tiene de él una parte de la sociedad, que lo considera poco sostenible medioambientalmente, y se ve a sí mismo objeto de ataques por parte de ecologistas y animalistas. El propio ministro del ramo, Luis Planas, ha hecho bandera de esta reivindicación y se marca como prioridad “recuperar la reputación” de agricultores y ganaderos. Además, también exige reconocimiento por su importancia para fijar población en el medio rural y hacer frente a la llamada “España vaciada”.
  5. Negociación de la PAC. La Política Agrícola Común (PAC) es un instrumento clave para la actividad primaria. Con una dotación superior a los 400.000 millones entre 2014 y 2020, la negociación para el periodo 2021-2027 genera nerviosismo entre el sector, que rechaza de plano cualquier intento por reducir su presupuesto tras la marcha de Reino Unido.
  6. Competencia desleal. Productores españoles advierten de la competencia desleal procedente de países no comunitarios, donde las exigencias son menores, especialmente en ámbitos como el de los cítricos (con críticas a Sudáfrica) o la miel (con China en el disparadero).