Peor que Al Qaeda: Mara Salvatrucha, pesadilla de América

Peor que Al Qaeda: Mara Salvatrucha, pesadilla de América

La Mara Salvatrucha, también conocida como la MS-13, es considerada una de los pandillas criminales más violentas y peligrosas del mundo. No ha conseguido lograr ingresos tan altos como otros sindicatos criminales, pero la notoriedad de sus atrocidades se ha extendido por la mayor parte del continente americano. Después de todo, lo principal por lo que los pandilleros se esfuerzan es inculcar el miedo en cualquiera que se interponga en su camino.

En la actualidad, la pandilla opera en 42 estados de Estados Unidos, en muchos países de América Latina e incluso, en menor cantidad, en Sudamérica. Sus actividades han ayudado a hacer del Triángulo del Norte —Guatemala, El Salvador y Honduras— el lugar, en tiempos de paz, más violento del mundo. Según diversos datos, consta de 70 a 100 mil personas. La principal fuente de ingresos para ellos es el narcotráfico, que proviene de México.

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La pandilla es famosa por su crueldad: el arma favorita (pero lejos de ser la única) de los miembros del grupo es un machete. Algunos de los muertos aparecen sin cabezas o genitales, los que luego son arrojados a los perros. En los cuerpos de muchas víctimas, se encuentran 13 heridas por puñaladas: la marca única de los bandidos y el mensaje a todos los que se atreven a impedir a la Mara Salvatrucha. El número 13 es una referencia a la agrupación "Los Emes" o "The Ms", donde "M" es la decimotercera letra de la mayoría de los alfabetos en el alfabeto latino; significa que "Mara" es una pandilla. El nombre Mara Salvatrucha se puede traducir del argot como "pandilla de las hormigas vagabundas salvadoreñas".

Los miembros de la pandilla  no intentan ocultar su afiliación; son fácilmente reconocibles por los tatuajes.  Una camisa blanca y azul también se considera un atributo corporativo de la agrupación.

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Además de las letras tradicionales que simbolizan a la Mara Salvatrucha, muchos miembros del grupo llevan un tatuaje en forma de tres puntos dispuestos en un triángulo. Cada uno de ellos simboliza un lugar donde la vida de estos delincuentes podría terminar: un hospital, una prisión y un cementerio.

En la raíz de la pandilla estaban los refugiados de El Salvador, que fueron obligados a abandonar su tierra natal, destrozada por la guerra civil.

Los refugiados no podían acceder a un trabajo legal y bien pagado. En ese momento, otros grupos étnicos dominaban el crimen, pero ninguno de ellos tenía lo que tenían las personas que estaban en los orígenes de la Mara Salvatrucha: no habían visto una guerra real. El hecho de que los fundadores de MS-13 sobrevivieran en su tierra natal les permitió matar a personas de una manera absolutamente fría e infinitamente cruel.

Los ritos de iniciación para ingresar a esta pandilla son terribles. En el caso de los varones, cada aspirante debe soportar una salvaje golpiza de trece segundos propiciada por los demás miembros de la pandilla. Otra opción es ingresar a un barrio "enemigo" y matar a un miembro rival. Las mujeres, a parte de estas dos opciones, pueden escoger tener relaciones sexuales con todos los miembros masculinos de la mara, y una vez que son aceptadas tienen la protección de la mara, pero también deberán acatar las decisiones de los hombres, lo que automáticamente hace que las chicas pierdan su libertad y quede en manifiesta el tinte machista y misógino de los mareros.

Esta pandilla apunta a los jóvenes de entre 10 y 16 años para seducir en el ingreso: buscan niños provenientes de hogares desestructurados, huérfanos y todo aquel que no sea capaz de sobrevivir solo. Una vez que se ingresa a una mara, solo hay dos formas de salir de ella: muriendo o metiéndose en una religión, pero esta última no garantiza que el pasado marero vuelva otra vez, reclamando favores y maldades adeudadas del pasado.

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Para comprender el alcance de la pandilla, es suficiente recordar que en julio de 2017, Donald Trump en su discurso nombró como uno de los objetivos de su administración el "desarmar, destruir y erradicar la MS-13". En el mismo discurso, el presidente instó a la policía a no ser "demasiado blanda" en relación con los delincuentes. "Son iguales o incluso peores que Al Qaeda", sentenció Trump.