El partido político más poderoso del mundo

El Partido Comunista de China es el partido político que gobierna el país asiático con puño de hierro desde hace 71 años. Con más de 90.594.000 miembros en 2019, se ha convertido en una de las mayores organizaciones políticas del mundo. En el ámbito doméstico, actúa como un Dios o entidad sobrenatural que rige, moldea y controla la vida de 1.394 millones de personas que componen el país más poblado del mundo. Desde 2012, el Secretario general y líder del partido es Xi Jinping, el hombre más poderoso de China ya que cuenta con el apoyo absoluto de las Fuerzas Armadas. En el siguiente reportaje os ofrecemos algunos datos curiosos sobre este partido.

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Fuente: Wikipedia
El partido político más poderoso del mundo

La República Popular de China alberga en su interior a una de las civilizaciones más antiguas del mundo con continuidad hasta la actualidad. En el largo recorrido histórico que caracteriza a China, se han observado diferentes formas de regir un país o territorio.

Actualmente, el país ha conseguido llegar a ser la segunda economía global y debido a la política exterior que ha seguido en los últimos años, ha transformado de manera notable el tablero de juego de las relaciones internaciones. Su poder y su influencia, tanto política como económica, van en aumento en detrimento de la principal superpotencia global que es Estados Unidos. A día de hoy, se podría afirmar que el gigante asiático está presente de una manera u otra en todo el mundo, llegando a conquistar, utilizando el soft power eso sí, la voluntad de cientos de países que ven a China como un aliado indispensable.

Cientos de países como Sri Lanka, Kenia o incluso Italia, han sucumbido a los encantos de una Nueva Ruta de la Seda con la que los chinos se están granjeando el favor de multitud de líderes internacionales para poder desarrollar proyectos de infraestructuras a lo largo de todo el globo – Alberto Ballesteros

Según el analista Alberto Ballesteros, “semejante transformación no hubiera sido posible de no haber existido una estructura interna capaz de garantizar que las decisiones de los líderes fuesen respetadas y que todo el pueblo chino se volcase en hacerlas realidad”. Con toda seguridad, la China que conocemos actualmente no existiría de no ser por el Partido Comunista que gobierna el país.

Breve historia del Partido Comunista de China

El Partido Comunista de China (PCCh) fue fundado en 1921 a raíz del Movimiento del Cuatro de Mayo, un levantamiento estudiantil que comenzó dos años antes en Pekín. Los manifestantes se oponían a que el Gobierno firmase el Tratado de Versalles, ya que pretendía entregar a los japoneses el control de la provincia china de Shandong.

Para los chinos esto suponía una humillación por dos motivos. Primero, porque agravaba las ya tensas relaciones sino-japonesas, fruto de varios enfrentamientos entre ambos territorios; y, segundo, porque suponía aceptar de manera formal que el país seguiría sometido al control de las potencias imperialistas, como ocurría desde hacía décadas – Alberto Ballesteros

Los comunistas, agrupados en torno al Partido Comunista y con el apoyo de la recién fundada URSS, fueron obteniendo cada vez más relevancia en las protestas, protagonizando choques con el Gobierno del país, bajo el liderazgo del Kuomintang (Partido Nacionalista chino).

La situación se fue agravando hasta tal punto que en agosto de 1927 estalló la guerra civil que enfrento a los comunistas con los nacionalistas del Kuomintang a lo largo del país hasta 1949, causando la perdida de cientos de miles de vidas humanas. Fue en este periodo cuando Mao Zedong se erigió como líder de la resistencia comunista.

El conflicto tuvo varias etapas y estuvo interrumpido por la Segunda Guerra Mundial. Terminó de manera definitiva en 1949 con el PCCh tomando el control de la China continental y fundado la República Popular de China y mediante la expulsión de los nacionalistas del país y dejándoles el control de Taiwán y varias islas limítrofes. Desde entonces, el PCCh ha sido la columna vertebral del país.

¿Cuáles son sus pilares?

A pesar de su clara orientación comunista, la revolución protagonizada por Mao Zedong y sus seguidores tuvo “un importante componente nacionalista”, afirma Ballesteros. “Su objetivo más inmediato no era implantar el socialismo, sino recuperar la soberanía nacional y restablecer la fortaleza de China frente al extranjero”.  

Esa característica ha llevado a expertos a señalar que, desde una perspectiva histórica, el régimen comunista bien podría ser entendido como otra más de las dinastías imperiales que han gobernado China durante siglos. No en vano, la unidad territorial y la fortaleza internacional habían sido tanto las principales preocupaciones de los emperadores de antaño como su mayor fuente de legitimidad para gobernar – Alberto Ballesteros

Pero esta lucha por la unidad y la hegemonía internacional no es la única de las tradiciones que adoptó el PCCh. A pesar de que Mao se oponía a las enseñanzas del confucianismo “por considerar que obstruían el avance social del país”, hay quienes  consideran que el suyo “fue un estilo de gobierno con tintes confucianos”.

Confucio fue un ferviente defensor de la meritocracia y aseguraba que “un gobernante debía cumplir cinco virtudes: benevolencia, rectitud, decoro, sabiduría y responsabilidad”. Según Ballesteros, Mao, llevando al límite el culto a la personalidad, se presentó a la sociedad como un “líder benévolo y supremo”, intentando aunar de facto todas esas características.

Tanto Mao como sus sucesores al frente del poder se han regido por estas pautas, y elementos como la rectitud y la responsabilidad han estado anclados en el seno del PCCh desde su origen.

“Sus militantes deben pasar duras pruebas para entrar en el partido al que después dedicarán su vida, lo que es visto como un signo de sacrificio y ejemplaridad”, afirma Ballesteros. De hecho, actualmente, con aproximadamente 90 millones de militantes, esculpidos concienzudamente desde los 6 años, el Partido Comunista de China es el segundo partido político más grande el mundo, solo por detrás del Partido Popular Indio.

Dejando al margen el peso de las tradiciones imperiales y el confucianismo, el PCCh introdujo importantes novedades en la escena política del país. Inspirados en el marxismo, los comunistas chinos bebieron del leninismo a la hora de sentar las bases del Partido Comunista.

La influencia de este se deja ver en tres características: en primer lugar, el PCCh se presenta como motor de la revolución social, con lo que la transformación de esta nace y muere en el propio partido; el PCCh es una vanguardia dirigente, lo que supone que la élite que lo compone es la responsable de liderar la sociedad en todos sus aspectos; y, por último, el PCCh se rige por una organización interna cerrada, jerárquica e inflexible – Alberto Ballesteros

Para juntar esta amalgama de tradición, teoría política y filosofía, el partido aprobó en 1979 los Cuatro Puntos Cardinales que debían de orientar su actividad en adelante: seguir el camino del socialismo, defender la dictadura democrática del pueblo, defender el liderazgo del PCCh y defender el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao. “A día de hoy, estos preceptos siguen condicionando las decisiones de los gobernantes chinos”, afirma Ballesteros.

A día de hoy, el PCCh se organiza en torno a una serie de instituciones que se complementan y limitan respectivamente entre sí. Tres órganos destacan por encima del resto, y son claves para llegar a comprender las dinámicas internas del partido: el Congreso Nacional del Partido, celebrado cada 5 años y que elige alrededor de 200 individuos que formarán parte del Comité Central; el mismo Comité Central, cuya función más destacada es la de elegir a los militantes que pasarán a formar parte del Politburó, que incluye a las 25 personas más poderosas del PCCh; y el Comité Permanente del Politburó, actualmente compuesto por siete personas, que es el órgano más influyente ya que es el centro decisorio supremo. “De ellos emanan todos los poderes, y están relacionados entre sí por los mecanismos de elección de sus miembros”, afirma el analista Ballesteros.

Por otra parte, el secretario general, que hace también de presidente del país, es el oficial de más alto rango del PCCh. A día de hoy, el puesto lo ocupa Xi Jinping. Oficialmente, el secretario general es elegido cada 5 años por el Congreso Nacional del Partido, y, hasta el 2018, su gobierno estaba limitado a dos mandatos. Ese año, sin embargó, se aprobó una reforma constitucional que eliminó esa traba burocrática permitiendo así a Xi presentarse indefinidamente a la reelección.

Algunas conclusiones finales

Debido a las reformas económicas impulsadas por Deng Xiaoping a partir de 1978 que llevaron a la creación del “socialismo con características chinas”, la Republica Popular se han convertido en un especie de régimen dictatorial regido por un capitalismo de Estado que ha permitido la creación de una clase dominante montada en el yuan. Sin embargo, el nuevo sistema creado a partir de las reformas, ha conseguido sacar de la pobreza material a millones de personas y catapultar al país al liderazgo global, dejando así de lado la oscura etapa que se configuró bajo el “reinado” de Mao, un genio militar que fue un pésimo gobernante.

Actualmente, Xi Jinping goza del apoyo de altos oficiales del Ejército Popular de Liberación, que además le han jurado personalmente su lealtad. Además, debido a su estratégico papel en el desarrollo de la China actual y la eliminación de las trabas burocráticas que podían limitar su poder, es probable que este líder sea descrito en los libros de historia como uno de los hombres más relevantes junto a Mao Zedong y Deng Xiaoping en la configuración del PCCh.

En lo referente al PCCh, según Ballesteros, si hay una característica que lo diferencia de los partidos políticos de las democracias liberales es que “no compite con otros por el control del país, sino que es en sí mismo la agrupación de las personas que gobiernan China”. Y al parecer, este hecho tampoco ha creado un revuelo social importante en el país:

Ni entre los residentes en el país ni entre los millones de ciudadanos chinos que viven en el extranjero, han surgido movimientos significativos que se opongan al régimen comunista. Más bien lo contrario: la opinión mayoritaria de la ciudadanía parece ser de apoyo a su sistema político, algo que los expertos achacan a la estabilidad que ha conseguido el país bajo su mando. Los chinos tienen en alta estima a los líderes que han traído prosperidad, y durante las últimas décadas el repunte económico y social de China ha sido extraordinario – Alberto Ballesteros

Aunque para los occidentales China sea una férrea dictadura comunista que vigila, controla y castiga vilmente a sus habitantes, la realidad nos muestra que el actual sistema se adecua de manera correcta a la cultura política del país. Es decir, China es uno de esos países en los que el experimento democrático supone un brevísimo suspiro en su historia.

Es muy posible que una parte de la población acepte, porque no queda otra, los dictados del PCCh, pero, por otro lado, debido a la estabilidad y la prosperidad que han obtenido con el Partido Comunista, cientos de miles de ciudadanos chinos, esculpidos según los ideales del partido desde la infancia, verán con buenos ojos un sistema político que hace del mérito una virtud, y que sigue redistribuyendo la riqueza. Todo irá bien mientras los yuanes sigan fluyendo y la economía crezca. Eso sí, es probable que en un futuro cercano las nuevas clases medias comiencen su santa cruzada particular para reclamar más derechos políticos y sociales. Pero bueno, si no ocurre nada extraño, ahí seguirán Xi Jinping y la banda de los 7 para poner en su lugar a los que desafíen “el poder del pueblo”.