El Opus Dei es una de las organizaciones pertenecientes a la Iglesia católica que más controversias ha generado en las últimas décadas. Mientras que ha recibido el apoyo de Papas y líderes políticos ultraconservadores, también ha sido duramente criticada por grupos católicos progresistas, además de muchos ex miembros. En los últimos años se han alzado voces que califican al Opus Dei como "un peligroso grupo sectario que somete a sus miembros a una estrecha vigilancia, los aísla del mundo exterior y los programa para consagrar una obediencia absoluta al grupo y a la dirección”. Su influencia política y social en el estado español es de calado desde la dictadura franquista, y es más evidente hoy en día debido al círculo de poder del Opus Dei creado por el ex ministro Jorge Fernández Díaz en la cúpula de Interior.
La prelatura de la Santa Cruz del Opus Dei, conocida como Opus Dei, es una organización de carácter ultraconservador perteneciente a la Iglesia católica. Fue fundada el 2 octubre de 1928 por un sacerdote español, Jose María Escrivá de Balaguer, canonizado en 2002 por Juan Pablo II. En 2017 el Opus Dei estaba presente en 68 países.
Según el Opus Dei, “todos los bautizados están llamados a seguir a Jesucristo, a vivir y a dar a conocer el Evangelio”. Y por si alguien se despista en el camino, tranquilos, que ahí está el Opus Dei para iluminarlo. Tal y como se subraya desde la organización, oficialmente su finalidad es la de “contribuir a esa misión evangelizadora de la Iglesia Católica, promoviendo entre los fieles cristianos de toda condición una vida coherente con la fe en las circunstancias ordinarias de la existencia y especialmente a través de la santificación del trabajo”.
El "espíritu" del Opus Dei lo caracterizan los siguientes elementos:
El espíritu del Opus Dei lleva a que cada uno cumpla las tareas y deberes de su propio estado, de su misión en la Iglesia y en la sociedad civil, con la mayor perfección posible buscando la identificación con Jesucristo en medio del mundo, en sus circunstancias y en su profesión – Opus Dei.
Las premisas del mensaje del Opus Dei que todos los cristianos pueden y deben ser santos son las siguientes:
En lo que se refiere a su organización, el Opus Dei está gobernado por un prelado (sacerdote que tiene algún cargo o dignidad superior dentro dela iglesia católica), de acuerdo con el derecho canónico y los estatutos propios de la organización. La prelatura se distribuye en áreas o territorio llamados regiones. Al frente de cada región, cuyo ámbito puede o no coincidir con un país, hay un vicario regional, con sus consejos, para las mujeres y para los hombres. A nivel local existen los Centros, que organizan los medios de formación y la atención pastoral de los fieles de la prelatura de su ámbito.
El prelado del Opus Dei es, desde el 23 de enero de 2017, monseñor Fernando Ocáriz. El vicario auxiliar es monseñor Mario Fazio, el vicario general es Antoni Pujals y el vicario secretario Jorge Gisbert. La Curia prelaticia tiene su sede central en Roma.
El Opus Dei está constituido por un prelado, un presbiterio o clero propio y laicos, tanto mujeres como hombres. Según el Opus Dei, hay tres modalidades generales en que la "vocación" es personalizada según la "disponibilidad":
La decisión de pedir la admisión al Opus Dei como numeraria auxiliar supone la inclinación o el gusto profesional por los trabajos del hogar y el deseo de adquirir la preparación adecuada, si se procede de otro ámbito laboral. Al igual que las numerarias que se ocupan de estos mismos trabajos en la sede de los centros del Opus Dei, no lo realizan como empleadas en casa ajena, sino como las madres o las hermanas de familia en la propia casa – Opus Dei
Los sacerdotes de la prelatura provienen de los fieles laicos del Opus Dei: "numerarios y agregados que, libremente dispuestos a ser sacerdotes y después de años de pertenencia a la prelatura y de realizar los estudios previos al sacerdocio, son invitados por el prelado a recibir las sagradas órdenes". Su labor sacerdotal se desarrolla principalmente al servicio de los fieles de la prelatura y de las actividades apostólicas promovidas por ellos.
Actualmente forman parte de la prelatura alrededor de 92.900 personas, de las cuales unos 2.095 son sacerdotes.
No obstante, debido al halo de secreto que rodea a esta organización, sobre todo en lo referente a sus prácticas internas como su poder de influencia real, es difícil efectuar una radiografía exacta.
La organización muestra una faceta pública de pertenencia a la Iglesia católica y de actuación en defensa de la fe. Adopta una línea teológica conservadora y, de hecho, es una parte formal de lo que representa. Sin embargo, para alguien de fuera, resulta difícil percibir su mundo interior. Existe un gran esfuerzo político interno que impide que las personas de fuera puedan ver qué ocurre en realidad, y sólo podemos basarnos en los testimonios de ex miembros, ex líderes y de toda la documentación que existe al respecto - David Clark, experto oficial independiente en sectas
Desde el punto de vista de ciertos observadores críticos y ex miembros, el Opus Dei es “un peligroso grupo sectario que somete a sus miembros a una estrecha vigilancia, los aísla del mundo exterior y los programa para consagrar una obediencia absoluta al grupo y a la dirección”. Los laicistas afirman que la laicidad es un principio indisociable de la democracia, porque las creencias religiosas no son un dogma que deba imponerse a nadie ni convertirse en leyes. La Iglesia (y con ella el Opus Dei) reconoce que "la laicidad, entendida como autonomía de la esfera civil y política de la esfera religiosa y eclesiástica –nunca de la esfera moral–, es un valor adquirido y reconocido por la Iglesia, y pertenece al patrimonio de civilización alcanzado". Por parte del Opus Dei y de la jerarquía católica se recalca que no es correcto llamar secta a una Prelatura de la Iglesia Católica y que una secta es una organización no reconocida y el Opus Dei sí que está reconocido por la Iglesia. Es decir, según el argumento de la Iglesia Católica, lo único que diferencia al Opus Dei de una secta, es que ellos mismos la califican como "organización reconocida".
El Opus Dei ejerce un "control de la mente" sobre sus miembros, crea problemas en las familias, algunos miembros tienen grandes dificultades para separarse de la organización y, por último, perjudica a la Iglesia – David Clark.
En numerosas ocasiones, los testimonios de las personas que han abandonado la organización han arrojado algo de luz sobre las prácticas internas de esta organización. Estas son las críticas más habituales que se pueden extraer de la declaración de los ex miembros:
A medida que iban transcurriendo los meses, me lo iban explicando todo poco a poco. Personalmente, me parece bien que alguien permita a otra persona dirigir su vida de ese modo, no tengo ningún problema. Mi temor es que no consiguen el consentimiento de las personas de la forma adecuada cuando entras en la organización – John Schneider, ex numerario.
Los detractores, por su parte, indican varias "técnicas de control":
A los miembros se les obliga a confesarse sólo con sacerdotes del Opus Dei, seguir la dirección espiritual de los numerarios y admitir sus defectos delante del grupo; los numerarios deben permitir que se les revise la correspondencia y se les controle el acceso a los libros y a la televisión, no pueden ser independientes económicamente puesto que los numerarios dan gran parte de su sueldo al Opus Dei, la práctica de la "corrección fraternal" equivale a una forma de control social, se anima a los numerarios a seguir el ejemplo de los directores y la comunidad en lugar de favorecer que piensen por sí mismos, y los miembros que quieren dejarlo son perseguidos y amenazados – El País
Se espera habitualmente que, como parte de la rutina, los miembros se confiesen con los sacerdotes del Opus Dei, partiendo de la base de que estos sacerdotes están en mejor posición para saber los compromisos espirituales específicos que los miembros han asumido, preguntar con mayor conocimiento sobre algunas cuestiones y dar un consejo espiritual más pertinente – El País
Respecto a este hecho, Escrivá tenía su propia “receta”:
Podéis ir a confesaros con cualquier sacerdote que tenga las oportunas licencias. Sin embargo, no puedo dejar de aconsejaros lo que es más conveniente para vuestras almas. En este caso, defiendo la libertad, pero con sentido común. Todos mis hijos e hijas tienen libertad para ir a confesarse con cualquier sacerdote autorizado por el obispo local y no están obligados a decir a los directores de la Obra lo que han hecho. ¿Lo haría una persona que comete ese pecado? ¡No! ¿Tiene un buen espíritu? ¡No! Está en camino de escuchar a malos pastores... Tú acudirás a tus hermanos sacerdotes como yo lo hago. Y a ellos les abrirás de par en par el corazón, ¡podrido si está podrido!, con sinceridad, con un deseo profundo de curarte. Si no, esa podredumbre nunca será curada. Si fuésemos a una persona que sólo puede curarnos superficialmente la herida... es porque seríamos cobardes, porque no seríamos buenas ovejas, porque iríamos a ocultar la verdad en perjuicio nuestro, buscando a un médico de ocasión, que no puede dedicarnos más que unos segundos, que no puede meter el bisturí, y cauterizar la herida, también estaríamos haciendo un daño a la Obra. Si tú hicieras esto, tendrías mal espíritu, serías un desgraciado. Por ese acto no pecarías, pero ¡ay de ti!, habrías comenzado a errar, a equivocarte. Habrías comenzado a oír la voz del mal pastor, al no querer curarte, al no querer poner los medios – Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei