Eulixe

El negocio de las fábricas de humanos

Recientemente se ha producido en Kiev un resonante escándalo. En las redes sociales apareció un vídeo de un hotel apropiadamente equipado y situado a las afueras de la capital ucraniana y rodeado de concertinas, como si fuera una instalación militar. En las imágenes se puede ver a 46 bebés nacidos de madres subrogadas ucranianas para familias de Estados Unidos, Italia, España, Francia, Gran Bretaña, Alemania, México, Israel, Rumanía y otros países del mundo. Han nacido en una clínica médica que ingresa entre 40.000 y 50.000 dólares por cada bebé, aunque la madre recibe menos de la mitad de esa cantidad (15.000 o 20.000 dólares).  Ahora no pueden salir del país debido a la cuarentena global.
ucrania bebes
El negocio de las fábricas de humanos

Artículo original de Andrey Manchuk en Slavyangrad.es

La historia ha devuelto a la actualidad el negocio semicriminal de la producción y tráfico de bebés que ya había florecido en Ucrania mucho antes de la pandemia y que ha convertido al país en centro global de la maternidad subrogada. El número de estas clínicas está en las docenas, o quizá llegue al centenar, ya que, según el experto australiano Sam Everyngham, en los últimos años, la demanda de madres subrogadas ucranianas ha aumentado un 1000%, lo que inmediatamente ha atraído a capital oscuro de todo el mundo a este sector. Mujeres desesperadas y empobrecidas que nunca habían tenido la oportunidad de ganar dinero si no era recogiendo fresas en los campos de Polonia aceptaron los pedidos de clientes extranjeros. Y rápidamente, la prensa internacional comenzó a hablar de la gestación subrogada en Ucrania con preocupación.

Ucrania, uno de los países más pobres de Europa, se está convirtiendo rápidamente en destino para quienes buscan desesperadamente una madre subrogada para tener un hijo. El dinero atrae a muchas mujeres jóvenes, pero hay temor a que puedan ser utilizadas. Las parejas extranjeras están llegando en masa a desde 2015, cuando las clínicas de gestación subrogada en Asia comenzaron a cerrar una tras otra tras las acusaciones de explotación de mujeres. Expulsadas de India, Nepal y Tailandia, miraron a Ucrania - artículo publicado en la BBC.

También la edición francesa de Atlántico publicó hace unos años una historia con el revelador titular “Ucrania: la cara oculta de la industria de la gestación subrogada”, en el que abiertamente afirmaba que el negocio de los bebés cínicamente explota la crónica y desesperada pobreza de las mujeres ucranianas.

“Pese a todas las bonitas palabras de apoyo a la gestación subrogada, no podemos olvidar que en algunos países, Ucrania entre ellos, hay una verdadera catástrofe social. Se trata de explotación de la pobreza. Algunas mujeres del este de Europa se ven obligadas a ejercer la prostitución en Europa o a matrimonios de conveniencia. Ahora están siendo explotadas para tener hijos. La gestación subrogada es una nueva forma de explotación de las mujeres combinada con el egoísmo occidental. Preferimos mirar hacia otro lado ante su situación y cínicamente decirnos: «Es una forma fácil para que ellas ganen dinero y nosotros tenemos un hijo, todos contentos». Hay que comprender que la venta de servicios de gestación subrogada no requiere alta tecnología. Esta industria no necesita más que un cuerpo para desarrollarse. Hay suficientes mujeres jóvenes y pobres dispuestas a hacerlo. Por eso esta práctica está mucho más extendida en países pobres, antes en América del sur, ahora en Europa central. Esto fácilmente crea toda una economía”, declaró Gregor Puppinck, director del Centro Europeo de Ley y Justicia.

Este es el tipo de economía que se ha creado en la Ucrania post-Maidan, una economía que implica toda una serie de sociedades unidas. Incluye empresas de intermediarios que buscan a una adecuada “incubadora humana” para los clientes, médicos sin escrúpulos que se aseguran de que el proceso tiene el nivel tecnológico necesario, oficiales corruptos y oficiales que tapan estas tramas, cierran causas penales y ayudan a los recién nacidos a salir del país. Los intentos de exponer estas tramas están condenados al fracaso. Los directores de las clínicas de Kiev en las que se encuentran ahora los bebés nacidos para extranjeros ya han sido acusados de tráfico de personas. Pero los casos siempre se han colapsado, fundamentalmente porque hay presiones externas interesadas en que sea así.

Es más, los propagandistas liberales entre la prensa y los blogueros patrióticos activamente alaban la oportunidad de que se pueda vender a los hijos a causa de la pobreza y lo ven como un gran éxito de las reformas ucranianas. El negocio de la gestación subrogada tiene poderosos grupos de presión pese al hecho de que ese tráfico está prohibido en gran parte del mundo, incluyendo los países más pobres de África y el sudeste asiático. Por desgracia, aún se considera normal en Ucrania, donde ya estamos acostumbrados a la exportación ilegal de ámbar, de los bosques ilegalmente talados, de cigarrillos y mano de obra barata. Todo se convierte en mercancía: las personas, su trabajo y su cuerpo, que ya no les pertenece. Es más, el tráfico de niños tiene otra cara, oculta a las miradas, cuando en un país resulta algo normal comprar los hijos de otros.

En internet se ha publicado un vídeo en el que se puede ver a 46 bebés alineados en alguna clínica cerca de Kiev. Este vídeo viene acompañado de un pie de foto que afirma que los niños están esperando a sus padres extranjeros, porque han nacido de madres subrogadas y no pueden salir del país por las condiciones de cuarentena. El vídeo no es para los blandos de corazón. Habla de incubadoras humanas. Es como una granja de pollos. Y después están las estadísticas. Es terrible. Ucrania se ha convertido en uno de los centros de la gestación subrogada. Por falta de dinero, hay mujeres ucranianas que están dispuestas a gestar a los niños de otras personas para dar de comer a los suyos. Y los precios por los niños. Es como un mercado. Otra cosa  sería si solo hubiera florecido el negocio de la gestación subrogada, pero, bajo esa tapadera hay tráfico de niños, los extranjeros en ocasiones ni siquiera aportan su material biológico. Es decir, se venden niños como en el mercado. Su destino a partir de ahí es desconocido. ¿Terrorífico, verdad? Creo que es necesario sacar el tema públicamente. No puede haber silencio. Ya prácticamente se ha vendido toda la patria - Anastasia Ragimova, periodista.

El escándalo que rodea a las “fábricas de humanos” detrás de las concertinas ha llamado la atención sobre estos hechos vergonzosos e inaceptables. El comisionado para los derechos de los niños, Nikolay Kuleba, ha presentado una iniciativa para prohibir la gestación subrogada en Ucrania. “Insistiré en la prohibición. No hay necesidad de una ley especial”, afirmó en un discurso en el que abiertamente calificó la gestación subrogada de tráfico de niños e insistió en que otros países pobres ya han abandonado la práctica, considerándola evidencia de vergüenza y humillación nacional. Sin embargo, los intentos de dejar de exportar niños están destinados al fracaso, ya que las autoridades ucranianas no van a actuar contra los intereses de los ricos clientes de los países del primer mundo. Y el público libertario se levantará por la protección del sagrado derecho de vender los hijos propios, exigiendo que se les garantice esa libertad a las mujeres ucranianas que sufren por el paro en lugar de exigir para ellas la protección social necesaria y la implementación del derecho legal al trabajo.

Mientras tanto, detrás de cada bebé subrogado hay casi siempre una tragedia. Las madres son personas que habitualmente tienen serios problemas sociales y psicológicos y en ocasiones se convierten en víctimas de intermediarios criminales que les dan calderilla a cambio de esos niños. E incluso en aquellos casos en los que, con suerte, las mujeres reciben esos 10.000 o 15.000 dólares, eso no les dará la felicidad. El dinero rápidamente desaparecerá y seguirán teniendo la sensación de haber sido utilizadas y de haber perdido irremediablemente un hijo.