Grecia expulsa en secreto a migrantes abandonándolos en el mar

Grecia habría expulsado en secreto e ilegalmente a más de 1.000 refugiados de sus costas desde el mes de marzo, abandonando a muchos de ellos en el mar cerca de la frontera de su aguas territoriales en barcas muy precarias, sin timón ni motor. Es lo que asegura un artículo publicado por el New York Times esta semana, basado en la evidencia del testimonio de testigos, observadores independientes y la guardia costera turca. Otro escándalo mayúsculo en nuestras fronteras, silenciado en la Unión Europea, y que tiene como víctimas a uno de los colectivos más desamparados y maltratados de la historia reciente. A las personas migrantes ya no solo no se les rescata, sino que se les abandona en el mar a la espera de su muerte, lo que encajaría perfectamente en la descripción de crimen de lesa humanidad. 

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Migrantes rescatados de una balsa salvavidas en el mar Egeo el 15 de mayo. Fuente: Comando de la Guardia Costera de Turquía
Grecia expulsa en secreto a migrantes abandonándolos en el mar

"El gobierno griego ha expulsado en secreto a más de 1.000 refugiados de las fronteras de Europa en los últimos meses, muchos de ellos navegando hasta el borde de las aguas territoriales griegas y luego abandonándolos en balsas salvavidas inflables y, a veces, sobrecargadas. Desde marzo, funcionarios griegos han arrojado al mar al menos a 1.072 solicitantes de asilo en al menos 31 expulsiones distintas". Así comienza el demoledor artículo publicado esta semana por el New York Times, que pone de manifiesto que tras muchos años con la misma problemática, la Unión Europea no ha avanzado en la búsqueda de soluciones reales y continúa permitiendo este tipo de atrocidades contra las personas migrantes. 

Idomeni_survived_JTeixeira"Sobrevivimos a la guerra, pero me hacéis desear no haberlo hecho". Una persona migrante sostiene un cartel en el campo de refugiados de Idomeni en 2015. Foto: Juan Teixeira

 

Desde 2015, la UE había cedido el testigo del trato directo con los migrantes a terceros países como Turquía o Libia para intentar frenar la migración marítima hacia sus fronteras. Ahora, tal y como pone de manifiesto este artículo y las denuncias de diversas asociaciones, el gobierno griego estaría actuando directamente contra las personas migrantes en su propio territorio, quizás aprovechando la reducción de la atención mediática en este aspecto debido a la saturación de los ciudadanos con el tema y la pandemia global de coronavirus que estamos sufriendo. Tal y como asegura el NYT, "a pesar de ser ilegales según el derecho internacional, estas expulsiones son el intento más directo y sostenido de un país europeo de bloquear la migración marítima utilizando sus propias fuerzas desde el punto álgido de la crisis migratoria en 2015, cuando Grecia era la principal vía de acceso para los migrantes y refugiados que buscaban entrar en Europa".

Según los expertos consultados por NYT, el comportamiento de Grecia durante la pandemia ha sido mucho más sistemático y coordinado. A cientos de migrantes se les ha negado el derecho a solicitar asilo incluso después de haber aterrizado en suelo griego, y se les ha prohibido apelar su expulsión a través del sistema legal.

Han aprovechado el momento. El coronavirus ha brindado una oportunidad para cerrar las fronteras nacionales a quienes hayan querido - François Crépeau , experto en derecho internacional y ex relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes.

Hay que tener en cuenta que Grecia ha endurecido muchísimo su trato a las personas migrantes desde que el año pasado se conformara un gobierno conservador bajo el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, quién ha prometido en diversas ocasiones soluciones en relación a los 3,6 millones de refugiados de la guerra siria en su país, y que empiezan a ser mal vistos por parte de la ciudadanía griega. A todo esto hay que sumar las tremendas tensiones con Turquía, el país con mayor número de refugiados sirios y que los ha utilizado como armas de presión sobre la UE, debido a las disputas por los campos de gas en el Mediterráneo oriental.

Los migrantes se han visto obligados a subir a balsas salvavidas, a veces con fugas, y se los ha dejado a la deriva en la frontera entre las aguas turcas y griegas, mientras que otros han sido abandonados en sus propios barcos después de que los funcionarios griegos apagaran sus motores - NYT

El reportaje de investigación del diario norteamericano se basa en el testimonio de tres observadores independientes, dos investigadores académicos y la Guardia Costera turca, además de las entrevistas a supervivientes de cinco de esos episodios y la evidencia fotográfica o de vídeo de muchas otras de estas inhumanas e ilegales expulsiones. 

Estos rechazos son totalmente ilegales en todos sus aspectos, en el derecho internacional y en el derecho europeo -  François Crépeau , experto en derecho internacional y ex relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes. 

Uno de los testimonios documentado por el  NYT  fue el de Najma Al-Khatib, una maestra siria de 50 años que huyó a Turquía a fines del año pasado con sus dos hijos mientras el ejército del régimen sirio avanzaba hacia el norte. Después de que su esposo muriera de cáncer en Turquía, intentó llegar a Grecia hasta tres veces este año. En el primer intento fracasó porque el contrabandista no apareció en el lugar indicado. En el segundo intento fue interceptada y rechazada por las fuerzas griegas. En el tercer intento, el 23 de julio de este mismo año, Al-Khatib y sus hijos fueron detenidos por la policía griega después de aterrizar en la isla de Rodas, y fueron llevados a un lugar de detención improvisado. Al amparo de la oscuridad, fueron sacados de allí con otras 22 personas, incluidos dos bebés, y abandonados por la policía en una balsa salvavidas sin timones ni motores. El cuarto intento se produjo el 6 de agosto. Los funcionarios griegos detuvieron su barco, le quitaron el combustible y lo devolvieron a aguas turcas.

Fue muy inhumano. Salí de Siria por temor a un bombardeo, pero cuando esto sucedió, deseé haber muerto bajo una bomba - Najma Al-Khatib, migrante siria en declaraciones a NYT. 

Najma al-Khatib tras ser rescatada el 27 de julio en aguas territoriales turcas, en una fotografía facilitada por la Guardia Costera turca.

Najma al-Khatib tras ser rescatada el 27 de julio en aguas territoriales turcas, en una fotografía facilitada por la Guardia Costera turca.

Fuentes: New York Times // JustSecurity.org // Turkish Coast Guard Command