Claas Relotius, el periodista estrella alemán que se inventaba sus reportajes

No dejes que la verdad te estropee un buen reportaje. Esta podría ser la frase motivacional que tenía de fondo de pantalla Claas Relotius, el periodista alemán más reconocido de la última década y reportero estrella de Der Spiegel, uno de los medios de comunicación alemanes con mayor prestigio mundial, y que ahora se enfrenta a una crisis sin precedentes debido a la excesiva creatividad y falta de rigor periodístico de su joven figura.
Claas Relotius, el periodista estrella alemán que se inventaba sus reportajes

Los reportajes de Claas eran casi perfectos. En ellos todo encajaba al detalle. Tenían ritmo y acción desenfrenada. Conseguía a los protagonistas adecuados que nadie conseguía, y estaba siempre en el lugar preciso. Tanto que con tan solo 33 años, Claas ya tiene en su palmarés cuatro premios alemanes de periodismo, un premio de la prensa europea, la CNN lo designó "Periodista del año" y la revista Forbes lo incluyó en la lista de las 30 personas menores de 30 años más influyentes de los medios en Europa. En Der Spiegel estaban tremendamente orgullosos, y lo designaban como "uno de los escritores más llamativos de Spiegel", "un ídolo periodístico de su generación" y "uno de los periodistas más exitosos de estos años". El problema es que Claas se inventaba los reportajes sin pudor.

Relotius recogiendo uno de sus 4 premios al mejor periodista alemán.

Todo salió a la luz gracias a Juan Moreno, un periodista freelance español afincado en Alemania, y que colaboraba con Der Spiegel. En uno de los encargos que la revista alemana le asignó debía colaborar con Relotius en una historia conjunta sobre la caravana migrante en México. Moreno se encargaría de acompañar a un grupo de migrantes en el lado mexicano, y Relotius haría lo mismo con un grupo de milicianos dispuestos a frenar la llegada de migrantes en el lado norteamericano. El problema es que a Moreno no le cuadraban las cosas. Empezó a darse cuenta de datos que no encajaban, y cambios en los sucesivos borradores que no tenían sentido. Decidió dar a conocer esta falta de rigor periodístico, y a partir de ahí comenzó su calvario. Se enfrentaba ni mas ni menos que a la estrella de la empresa, y él no era mas que un colaborador externo recién llegado. Los directivos de Der Spiegel no lo tomaron en serio en un primer momento, y todas las sospechas expuestas se volvieron en su contra. Simplemente no podía ser cierto.

Moreno no se rindió, y comenzó a recopilar incoherencias en los artículos de Relotius. Viajó a Estados Unidos y buscó a las personas que en teoría Relotius había entrevistado. Todos aseguraron que nunca habían visto al periodista alemán. A pesar de enseñar estos testimonios grabados en vídeo a los directivos de Der Spiegel, estos seguían sin creerle. Así que continuó investigando en historias anteriores de Relotius, y cuanto mas removía el asunto, peor olía todo. Hasta que llegó un punto en el que las pruebas reunidas se volvieron incontestables. Relotius se derrumbó, asumió la realidad e intentó justificarse diciendo que fue el “miedo al fracaso” lo que lo llevó a inventarse sus historias, y que “la presión para no fallar fue creciendo a medida que iba teniendo más éxito”. Pobre Claas.

El periodista Juan Moreno, en uno de sus últimos viajes a México // Foto: Scott Dalton.

Ahora el foco está sobre cómo Relotius pudo colar todas estas historias en un medio tan prestigioso, y cómo pudo ser que todos los mecanismos de control de Der Spiegel fallaran tan estrepitosamente. La reacción del medio sin embargo ha sido asumir los errores. El 22 de diciembre, en la portada de Der Spiegel se podía leer en grandes letras blancas sobre fondo rojo las palabras del fundador de la revista, Rudolf Augstein: "Cuenta lo que es". Las mismas palabras que Claas traicionó sin reparos. Dentro de ese mismo número, 24 páginas explicando al detalle todo lo sucedido y los artículos que el reportero creó de la nada. En la propia web del medio alemán se puede obtener extensa información sobre el caso. También han creado una comisión de investigación encargada de aclarar todo lo sucedido, y actualizar los mecanismos necesarios para que algo así no vuelva a suceder.

Sin embargo, el daño ya está hecho. En una época en la que las fake news lo invaden todo, la única esperanza del periodismo reside en medios de prestigio como Der Spiegel, y en los reportajes de largo recorrido como los que realizaba Claas para ellos. Sucesos como éste suponen un duro varapalo para la prensa. En Alemania, grupos de extrema derecha ya están utilizando este caso para difundir la idea de que todos los medios de comunicación son simples creadores de fake news. Al creciente populismo en toda Europa le conviene este clima de desinformación y falta de credibilidad para poder diseminar sus ideas, por lo que casos como el de Claas Relotius suponen un durísimo golpe a un ya de por sí malherido periodismo.