ALICE GUY: la inventora del cine de ficción olvidada por la historia

Fue la primera directora cinematográfica y la primera mujer en tener su propia productora

ALICE GUY: la inventora del cine de ficción olvidada por la historia

Se considera a los hermanos Lumiere los pioneros en el mundo del cine por patentar el cinematógrafo en el año 1895. Pero lo cierto es que a ellos solo le interesaba el aspecto comercial de su invento, no el artístico, algo que la joven Alice Guy Blaché si que supo ver y quiso exprimir rápidamente. Poco a poco fue creciendo su interés por contar vivencias a través de una cámara, hasta que consiguió convertirse en la primera mujer directora de la historia. Según esta información, debería ser ella la que apareciese en los libros como la propulsora del séptimo arte, pero algo pasó para que su trabajo haya quedado prácticamente en el olvido, algo tan simple como ser mujer. El legado de Alice Guy desapareció de la historia por el simple hecho de ser mujer

La vida de Alice Guy

Alice Guy nació en el seno de una familia burguesa el 1 de julio de 1873 en Saint-Mandé, Francia. Su padre fue editor y el dueño de una importante cadena de librerías, quien no la apreciaba mucho porque al parecer era ilegítima. Fue la quinta de cinco hermanos y pasó toda su infancia viajando de internado en internado entre Suiza, Francia y Chile. Cuando su padre murió, su madre se tuvo que poner a trabajar y ella empezó a estudiar mecanografía y taquigrafía. Su primer trabajo lo consiguió en el año 1894, cuando entró a trabajar en la empresa Le Comptoir Général de la Photographie. Ese mismo año el inventor francés, Léon Gaumont, fundó su propio negocio fotográfico y le ofreció irse a trabajar con él como secretaria, algo a lo que Guy no pudo negarse.

En el año 1907 se casó con el cámara británico Herbert Blaché (de ahí su segundo apellido), con el que se trasladó a vivir a Estados Unidos y donde crearon su propia productora. Juntos pasaron gran parte de su vida personal y profesional, pero tras un tormentoso divorcio, Guy regresó a Francia en 1922. Allí poco a poco su estrella se fue apagando y en 1940 se trasladó de nuevo a los Estados Unidos para vivir con su hija Simone. Los últimos 30 años antes de su muerte, los dedicó a buscar sus obras por todo el mundo para que su legado no cayera en el olvido y murió en 1968 a los 94, en Nahwah (Nueva Yersey).

 
Alice Guy murió murió a los 94 años en Nahwah (Nueva Yersey) en 1968  

Inicios en el mundo del cine

La formación académica de Alice Guy siempre estuvo relacionada con el mundo del celuloide. Estudió mecanografía, taquigrafía y escenografía y a los 22 años fue contratada como asistente de León Gaumont, quien es considerado como uno de los fundadores de la industria cinematográfica en Francia y distribuidor de las primeras películas. Mientras trabajaba para Gaumont, tuvo la oportunidad de estar presente en el primer pase privado de los hermanos Lumière (considerados los padres del cine), de dónde salió fascinada. Tras esa experiencia propuso a su jefe ir un poco más lejos e intentar innovar en ese nuevo mundo en el que se estaban abriendo camino. Guy quería contar historias cortas a través de una cámara, no solo hacer un trabajo documental como estaban haciendo los hermanos Lumière. La idea gustó y solo dos años después de su contratación pudo dejar su puesto de secretaria para ser nombrada jefa de producción y empezar a dirigir películas bajo la supervisión de Gaumont. En el año 1905 se convirtió en la supervisora de los directores de la compañía, puesto en el que estuvo hasta el año siguiente, cuando dejó de trabajar en el estudio de Gaumont. Después se mudó a los Estados Unidos con su marido y allí crearon juntos su propia compañía, a la que llamaron Solax Studios, con sede en Nueva Jersey y con la que se hicieron un pequeño hueco en la naciente industria de Hollywood. Alice se convirtió así en la primera mujer directora y también en la primera en crear una compañía cinematográfica, con la que produjo 325 películas hasta el año 1914.

Después de mudarse a los Estados Unidos con su marido, crearon su propia compañía a la que llamaron Solax Studios.  

Más de 700 películas

Aunque es cierto que cada vez son más los autores que han decidido sacar a la luz el trabajo de Guy, durante muchos años su labor y aportación en el mundo del cine pasó desapercibida. A menudo se la denomina como una de las pioneras del arte cinematográfico, pero nunca se le dio el reconocimiento que realmente se merecía y en realidad fue más que una pionera. Fue una de las primeras personas en explorar el potencial narrativo que ofrecía el nuevo género y a lo largo de su carrera dirigió cientos de fantasías, comedias, melodramas, dramas y películas históricas. El primer corto que dirigió fue a principios de 1896 bajo el título del “El hada de las coles”. En él contaba la historia de una pareja que vivía en un campo de coles y que mostraba como los niños nacían en repollos y las niñas en rosas. Le siguieron “Danza de la flor de Lotus” (1897), “Jesús ante Pilatos” (1898) y “El hada de primavera” (1902), que fue coloreada a mano. En el año 1906 rodó “La vida y muerte de Cristo” considerada como su primera película de larga duración y que fue una gran producción, ya que contó con 25 escenas, las mayoría en exteriores, en las que participaron más de 300 extras, algo que no se había visto hasta el momento. Sus películas contaban vivencias de la vida cotidiana, pero también contaba historias que se encontraba en sus viajes, como la “Danza gitana” que grabó en su visita a España en 1905.

A partir del año 1910 y hasta 1914, cuando el negocio se resintió por el comienzo de la Primera Guerra Mundial, produjo junto a su marido unas 325 películas. Durante esos años dirigió una película considerada “de mujeres” al contar la historia de una cantante de ópera que deja a su marido para continuar con su carrera profesional en “La llamada de la rosa” (1912). También grabó el corto de ciencia ficción “En el año 2000”, que mostraba un mundo futurista controlado por las mujeres, lo que demuestra que en sus películas la mujer tenía un papel importante. Además, en ellas experimentaba, como pionera una vez más, con efectos visuales, así lo demostró en “Dick Whittington y su gato”, una historia de piratas. En su última película como directora contó con una actriz muy conocida del cine mudo de la época como era Bessie Love, quien protagonizó “La gran aventura” en 1918. Guy fue considerada una pionera en el mundo del cine por muchos motivos, no solo por ser la primera mujer directora y crear su propia compañía, sino también porque fue la primera en experimentar e innovar con el color, los decorados y los efectos visuales, pero también por defender el papel de la mujer en la gran pantalla.  

Su figura dejó de interesar

En el año 1922 se divorció y decidió volver a Francia, dejó de trabajar en el mundo del cine y fue a partir de ahí cuando su figura empezó a desvanecerse. Parece que el olvido de Guy como una de las pioneras en el mundo del séptimo arte fue un accidente, pero lo cierto es que fue mucho más. La mayor parte de su trabajo fue realizado justo algunos años antes de que diera comienzo la Primera Guerra Mundial, lo que hizo que todo su legado fuera muy vulnerable a la hora de ser destruido y que no favoreciera en nada su conservación. El hecho de que Guy se divorciara propició también, en parte, que la mayoría de sus obras fueran adjudicadas a sus directores de fotografía y que ella solo apareciera en los créditos como secretaria o ayudante. A todos los que la conocían y sabían cual había sido su trabajo a lo largo de su vida, tampoco les pareció muy extraño que su nombre no estuviera reflejado como la creadora principal. Entre otras cosas, porque nadie creía en esa época que una mujer fuera capaz de realizar esa labor y se dio por sentado que fue su marido el autor de la mayoría de las obras que realizaron de manera conjunta (el se encargaba de la producción y la fotografía y ella de la dirección artística). Aunque Alice siempre defendió que una mujer era capaz de dirigir igual de bien que un hombre, parece que esta ideología no encajaba muy bien en la sociedad de la época. Otro hecho importante que hizo que la figura de Guy pasara inadvertida, vino propiciado porque cuando su jefe, Léon Gaumont, publicó la historia de su productora, no reconoció los méritos de la que fue su mano derecha y solo aparece en la publicación como su secretaria.

Después de su divorcio con Herbert Blaché volvió a Francia y dejó de trabajar en el mundo del cine

No es el primer caso que conocemos de una pionera que ha sido borrada de la historia por el simple hecho de ser una mujer moderna en su época. Hace poco hablamos también del caso de Carmen de Burgos, Colombine, considerada la primera mujer periodista en España y la primera corresponsal de guerra femenina, cuyo legado fue borrado por representar todo lo contrario a los valores que promulgaba el régimen franquista. Pues parece que a Alice Guy le pasó algo parecido y su trabajo ha quedado en el olvido tan solo porque en su época no se creía que una mujer fuera capaz de hacer todo lo que hizo. Se calcula que entre 1902 y 1907 dirigió unas 100 películas rodadas para el cronógrafo (aparato que sincronizaba sonido e imagen) y aunque muchas se perdieron, de otras quedó constancia en cartas, periódicos y libros de la época. Además, a lo largo de su vida escribió, dirigió y supervisó entre 700 y 1.000 películas, aunque solo se conservan unas 350.  

Recuperando su trabajo

Aunque tristemente el trabajo de Alice Guy en el cine no fue reconocido de manera justa, tenemos que dar las gracias a diferentes autoras que han decidido buscar y rebuscar para mostrar a todo el mundo cual fue el verdadero papel de Guy en el mundo cinematográfico. En el año 1976 Scarecrow Press publicó las memorias de Alice Guy Blaché, que también incluían reimpresiones de artículos de prensa de la época en los que aparecía el trabajo de la cineasta. En 2002, la escritora Alison McMahan publicó un libro, que según la autora, “llenaba muchos de los vacíos dejados en sus memorias” bajo el título Alice Guy Blaché: Una visionaria olvidada del cine, en el que además repasaba los films de la directora que han sobrevivido hasta nuestros días.

Portada del libro "Alice Guy Blaché: Una visionaria olvidada del cine" de Alison McMahan

Hace tan solo unos meses EILA Editores ha publicado también el libro “Vida de Alice Guy Blaché”, escrito por la profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, Alejandra Val Cubero, en el que han participado familiares de Guy para seguir con la recuperación del legado de la cineasta. Su reconocimiento también se ha hecho visible a través de varias tesis doctorales, investigaciones y homenajes, como el que en 2012 ofreció la compañía española de teatro “La Recua”, con una obra sobre su vida titulada “Alice a la sombra de las maravillas” y en cuyo estreno estuvo la nieta de Guy, Regine Blaché. El afán por hacer visible la figura de la pionera del cine, ha llegado también a la gran pantalla a través de un documental dirigido por Pamela B Green que se estrenó el año pasado en el Festival de Cannes y titulado “Ser natural: La historia no contada de Alice Guy Blaché”. Solo con ver el comienzo de esta cinta nos damos cuenta de que su nombre es tan desconocido que incluso muchos de los personajes relacionados con el mundo del cine, que son entrevistados para el documental, no han oído nunca hablar de ella. 

En el documental se recogen también las propias palabras de Guy, asegurando que ella es menos conocida que otras contemporáneas suyas como Louis Weber y Dorothy Arzner, aunque señala que en cierto sentido ellas también fueron empujadas fuera de la historia. Por desgracia los méritos de muchas mujeres en el mundo del cine, como en otros ámbitos, han sido asignados a los hombres que en esos momentos estaban más cercanos a ellas. Pero por suerte, la historia siempre está ahí y de una manera o de otra siempre hay alguien dispuesto a recuperar la verdad por mucho que se haya intentado ocultarla.