PARTE 1

Las guerras del agua

El agua es un bien indispensable para la humanidad: sin ella no podríamos vivir más de tres o cuatro días. Además, es vital para las actividades que realizamos (agricultura, industria, hogar etc.). Sin embargo, la disponibilidad del agua dulce está cada vez más amenazada por el uso de la tierra, la deforestación, el cambio climático, la contaminación y el mayor consumo de agua dulce por una población y una industria que no dejan de crecer. A la actual situación y amenazas existentes, no obstante, hay que sumarle por lo menos otra: la privatización del agua
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Las guerras del agua

El agua es un bien indispensable para las especies que habitan el planeta Tierra. De hecho, se podría ir más lejos y afirmar que es el elemento más importante para la vida. También lo es para la humanidad.

El porcentaje de agua en nuestro cuerpo casi llega a las dos terceras partes. Está presente en los tejidos corporales y en los órganos vitales, y es un elemento fundamental para los procesos corporales vitales: sin beberlo no podríamos vivir más allá de tres o cuatro días. Por otro lado, su importancia lo podemos ver a través de las actividades que realiza el ser humano. Se usa para la agricultura en un 70%, en un 15% en la industria y el otro 15% en el uso domestico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada persona necesita al día entre 20 y 50 litros de agua, sin contaminantes químicos ni microbianos nocivos, para beber y para la higiene. A estas cantidades hay que sumar el aporte necesario para la agricultura, la industria, y un largo etc.  

Sin embargo, la disponibilidad de agua dulce que se encuentra en los ríos, lagos y bajo tierra está cada vez más amenazada por el uso de la tierra, la deforestación, el cambio climático y el mayor consumo de agua dulce por una población y una industria que no dejan de crecer. Además, la calidad del agua está en peligro a causa del aumento de la contaminación, particularmente en las zonas urbanas y en relación con la agricultura intensificada.

A día de hoy, más de 1000 millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras que 2600 millones carecen del saneamiento adecuado. La falta de saneamiento ocasiona a su vez la contaminación microbiana generalizada del agua potable. Al respecto, según la OMS, las enfermedades infecciosas transmitidas por el agua se cobran anualmente hasta 3.2 millones de vidas, lo que equivale a un 6% de las defunciones totales en el mundo.

A la actual situación y amenazas existentes, no obstante, hay que sumarle por lo menos otra: la privatización del agua.

El agua cotiza en los mercados de futuros del Wall Street

Si el hecho de que el agua potable sea actualmente un bien indispensable que se comercializa en botellas de plástico crea preocupación, la realidad y el capitalismo están ahí para ir un paso más allá: el agua ha entrado a cotizar en los mercados de futuros del Wall Street como una mercancía más.

En una nota publicada el 11 de diciembre, el relator especial de la ONU para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo-Agudo, expresó su preocupación por la creación del primer mercado de futuros del agua en el mundo, afirmando que "podría invitar a la especulación de los financieros que lo comercializarían como otros productos básicos como el oro y el petróleo".

Los mercados de futuro son mercados que juegan con las expectativas que tiene un determinado bien en determinados plazos de tiempo. "Se crearon como una forma de acotar y amortiguar las fluctuaciones en el precio de determinados bienes, fundamentalmente materias primas", afirma Pedro Arrojo-Agudo.

En esos mercados los grandes compradores negocian con los posibles vendedores compromisos de compra-venta, generalmente de grandes cantidades que se comprometen a un precio pesando en el futuro. "La ventaja para el comprador está en conseguir la garantía de un precio más favorable y estable, mientras que el vendedor garantiza esa venta de cara al futuro, eludiendo las incertidumbres del porvenir", subraya Arrojo-Agudo. Además, menciona que los derechos de futuro entran en el juego del mercado, como si fueran acciones,  "jugando con expectativas que de hecho se han demostrado sumamente manipulables por los grande jugadores".

Cuatro días antes de que se publicara la nota de la ONU, CME Group, una compañía estadounidense de mercados financieros que opera una bolsa de opciones y futuros, lanzó el primer contrato de comercio de futuros del agua del mundo. Esta maniobra se realizó con el objetivo de "ayudar a los usuarios del agua a gestionar el riesgo y equilibrar mejor las demandas competitivas de suministro y demanda en medio de la incertidumbre que las sequías graves y las inundaciones traen a la disponibilidad del agua". 

Al respecto, según subraya el relator de la ONU, el nuevo contrato de futuros del agua permite a los compradores y los vendedores "intercambiar un precio fijo por la entrega de una cantidad fija de agua en una fecha futura".

"No se puede valorar el agua como se hace con otros productos básicos comercializados", afirmó el relator especial. "El agua es de todos y es un bien público. Está estrechamente ligado a todas nuestras vidas y medios de subsistencia, y es un componente esencial para la salud pública", subrayó, señalando la importancia de tener acceso al agua en la lucha contra la pandemia de la Covid-19.

El agua ya se encuentra bajo una amenaza extrema por una población en crecimiento, una demanda creciente y una contaminación grave de la agricultura y la industria minera en el contexto del empeoramiento del impacto del cambio climático. Me preocupa mucho que el agua ahora se trate como oro, petróleo y otros productos básicos que se negocian en el mercado de futuros de Wall Street - Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU

Arrojo-Agudo subraya que además de los agricultores, las fábricas y las empresas de servicios públicos que buscan fijar precios, un mercado de futuros del agua podría atraer también a "especuladores como fondos de cobertura y bancos"  que apuestan por los precios. Este hecho, podría repetir la burbuja especulativa del mercado de alimentos que se produjo en 2008.

La banca identificó como espacio prioritario de inversión y de negocio los mercados de futuros de productos alimentarios. En apenas un año se estima que invirtieron del orden de 320.000 millones de dólares sin tener, por supuesto, la menor intención de gestionar propiamente la comercialización de los alimentos. Simplemente se trataba de generar un ingente negocio especulativo en tiempo récord, inflando una nueva burbuja, esta vez en la alimentación. En apenas unos meses la manipulación especulativa de estos mercados provocó, por ejemplo, que el precio del trigo, del que depende la alimentación básica de miles de millones de personas, se multiplicara por cinco. En apenas tres años, el precio medio de la alimentación en el mundo creció un 80% y se estima unos 250 millones de personas engrosaron las filas del hambre, tal y como denunció en 2008 el relator especial para el derecho humano a la alimentación - Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU

Arrojo-Agudo señala al respecto que existe el riesgo de que sean los grandes actores agrícolas e industriales y los servicios públicos a gran escala los que puedan comprar el agua, marginando  de este modo al sector vulnerable de la economía como los pequeños agricultores.

El agua es, de hecho, un recurso vital para la economía, tanto para los grandes actores como para los de pequeña escala, pero el valor del agua es más que eso. El agua tiene un conjunto de valores vitales para nuestra sociedad que la lógica del mercado no reconoce y, por tanto, no puede gestionar adecuadamente, y mucho menos en un espacio financiero tan propenso a la especulación - Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU

El derecho humano al agua potable fue reconocido por primera vez por la Asamblea General de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos en 2010.  "Si bien hay discusiones globales en curso sobre los valores ambientales, sociales y culturales del agua, la noticia de que el agua se comercializará en el mercado de futuros de Wall Street muestra que el valor del agua, como derecho humano básico, ahora está amenazado", sentencia el relator especial.

El caso francés y la lucha por la remunicipalización

En 2019, París celebró el décimo aniversario de la remunicipalización de su servicio de agua. Antes de que se materializara este proceso, la gestión y las operaciones estaban a cargo de empresas privadas. La creación de la empresa pública Eau de Paris, puso fin a esta lógica.

La desprivatización del agua en París ha sido revolucionaria por muchos aspectos. Primero, por el gran tamaño de la ciudad, que a inicios de 2020 contaba con 2.148.271 habitantes, y su importancia simbólica. Segundo, porque la ciudad es la sede de las dos empresas de agua más importantes del mundo, Veolia y Suez. Y por último, por la forma en que se desarrolló el proceso de remunicipalización: la intención no era deshacerse de las empresas privadas por descontento hacia ellas, sino promover el servicio público, sus valores y su capacidad de ser más eficiente e innovador que el servicio privado.

En 2017, Eau de París recibió el prestigioso Premio de las Naciones Unidas al Servicio Público. "Cuando  se remunicipalizó el agua, el precio se redujo en un 8% gracias a que se ahorraron las transferencias financieras a empresas privadas y sus accionistas", afirma el miembro del Transnational Institute Olivier Petitjean. "En 2020, los precios siguen siendo más bajos que antes de la remunicipalización y son los más bajos de toda la región de París", subraya. Por otro lado, según Petitjean, el proceso introdujo "mecanismos innovadores de transparencia y procesos de gobierno democrático", como el Observatorio del Agua de París, una comisión compuesta por ciudadanos y representantes de la sociedad civil  "con un importante papel consultivo en el funcionamiento de la empresa".

La empresa tiene entre sus principios el de facilitar el acceso al agua de los hogares más desfavorecidas y las personas sin hogar (incluidos migrantes y refugiados sin hogar en los últimos años). Ha aumentado la cantidad de fuentes de agua públicas en toda la ciudad y ha puesto en marcha campañas para ahorrar agua. Como otras ciudades de Francia y el extranjero, París también ha forjado alianzas con el sector agrícola para proteger sus cuencas hidrográficas. Con ello se da apoyo financiero y técnico a los agricultores para que evolucionen a métodos orgánicos, que a la larga reducirán la cantidad de pesticidas y nitratos en las aguas subterráneas y superficiales y, con ello, las inversiones necesarias para potabilizar el agua - Olivier Petitjean, miembro del Transnational Institute

Además de París, decenas de ciudades francesas, tanto grandes como pequeñas (Rennes, Niza, Montpellier, Grenoble etc.), remunicipalizaron sus servicios de agua entre 2005 y 2015. "A día de hoy, ninguno de ellos ha optado por volver a privatizar sus servicios de agua", afirma Olivier Petitjean, y subraya que "no hay un solo ejemplo de ciudad que haya conservado la gestión pública de su agua por varios años y luego haya querido pasar a la gestión privada".  

Sin embargo, es cierto que algunas grandes ciudades francesas como Lyon, Marsella, Toulouse y Burdeos optaron por renovar con Suez y Veolia cuando expiraron sus contratos. Lo justificaron alegando los importantes recortes en el precio del agua que ofrecían las empresas privadas. Ya sea por renovaciones de contratos o por los contratos vigentes en la región de París, como SEDIF, las empresas privadas siguen siendo las principales suministradoras de agua a la mayoría de la población en Francia (pero no a la mayoría de las ciudades francesas).

[Para más información sobre los movimientos de remunicipalización que se están registrando a nivel europeo, consultad el siguiente enlace]

El caso español: FCC y Agbar se reparten el pastel 

El sistema de privatización de los sistemas de agua se reparte entre dos grandes empresas: por un lado está FCC (bajo el nombre de Aqualia), que tiene actualmente unos nueve millones de contratos en el Estado español, y por otro lado Agbar (Aguas de Barcelona), empresa dominada por la multinacional francesa Suez con un 75% de su propiedad y que atiende a trece millones de clientes. Recientemente ha entrado también al negocio la empresa constructora Acciona para hacerse con la concesión del servicio de Aigües del Ter-Llobregat por mil millones de euros.

Normalmente en el contrato, las empresas se garantizan unas ganancias mínimas superiores al 10%. No se fija la cantidad, que en ese período temporal debe invertir la empresa privada en el mantenimiento y mejora del servicio. Con lo cual, al no existir esta inversión, la calidad del agua se deteriora progresivamente, puesto que el objetivo de la empresa siempre es maximizar beneficios. Habitualmente lo primero que hacen las empresas privadas es encarecer el servicio entre un 30-50%. Las compañías se hacen con un mercado en el que no existe competencia, con lo cual nos encontramos con un monopolio de hecho - Edmundo Fayanás Escuer

Al respecto, el Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada ha estudiado las actuales concesiones y ha llegado a la conclusión de que la privatización no ha supuesto la esperada eficacia. Según Luis Babiano, gerente de la Asociación de Operadores de Abastecimientos y Saneamientos, "el sistema de gestión es costoso para el ciudadano, que ve incrementado su tarifa. Es oscuro porque no existen órganos reguladores, ni indicadores de calidad de gestión y supone una pérdida de control por parte de la administración. Con todo esto, dentro de veinte años tendremos los ratios de aumento tarifario más caros de Europa. Habrá degradación de las infraestructuras y unas condiciones medioambientales lamentables".  

En lo referente a las remunicipalizaciones, se registraron una treintena entre 2010 y 2015, como las de Manacor, Ermua, Arenys de Munt, Medina Sidonia o la veintena de localidades andaluzas cuyas aguas pasaron a estar en manos del consorcio Aguas del Huesna. Posteriormente la lista se amplió con Valladolid, siendo la primera gran ciudad que ha decidido remunicipalizar el agua.

[Para más información, consultad el siguiente enlace].