40 años de la explosión de gas que causó la muerte de 50 escolares en Bizkaia

El 23 de octubre de 1980 una explosión de gas causó la muerte de 50 escolares y 3 adultos en el colegio Marcelino Ugalde de Ortuella (Bizkaia), donde el 90% de la población eran familias obreras. La explosión se produjo por una acumulación de gas propano en el sótano del colegio, que apenas tenia 8 años de antigüedad. Antes de empezar ese mismo curso, la Delegación de Educación en Bizkaia había solicitado al Ministerio una subvención para cambiar las instalaciones de gas. No recibieron respuesta, hasta el fatídico desenlace. El juez que llevó el caso fue Juan Antonio Belloch, quien concluyó que la causa de la explosión fue la ausencia de un sistema de protección de los tramos subterráneos en la conducción de gas propano, por lo que nadie fue declarado culpable.

 

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40 años de la explosión de gas que causó la muerte de 50 escolares en Bizkaia

23 de octubre de 1980: casi novecientos alumnos de la Escuela Nacional Marcelino Ugalde de Ortuella habían reanudado las clases después del recreo, cuando una explosión que se oyó a una distancia de seis kilómetros a la redonda hundió el suelo de dos aulas de la primera planta. De los 120 niños que quedaron sepultados bajo los cascotes, 50 fallecieron. La mayoría tenían cinco y seis años.

En un lugar de Ortuella, no ha mucho tiempo… |

El origen de la explosión fue una acumulación de gas propano en el sótano del centro, por una fuga en las tuberías de suministro. El fontanero municipal bajó ese día por una trampilla para reparar el desagüe de los fregaderos de la cocina. La cerilla que encendió para calentar un trozo de tubo actuó de detonante. Él mismo pudo contarlo más tarde a pesar de las graves quemaduras que sufrió en ambos brazos. El resultado, 50 niños y 3 adultos muertos, 53 familias destrozadas y un trauma colectivo.

La herida de los niños de Ortuella | El Correo

La Delegación de Educación en Bizkaia había solicitado al Ministerio una subvención de 700 millones de pesetas para cambiar las instalaciones de gas propano de los colegios por otras de gasóleo C antes de que comenzara ese curso. Las asociaciones de padres habían reclamado en reiteradas ocasiones la sustitución del tipo de combustible utilizado para las calefacciones y cocinas por considerar esa intervención «imprescindible» para la seguridad de sus hijos. La propia Delegación reconocía que había recibido «varios avisos de la peligrosidad originados por escape de gases y explosión de un cuarto de calderas» y hacía suya esa reivindicación de las familias. Las conducciones, que carecían de protección catódica, más cara, se corroyeron y se descuidó el mantenimiento.

Fuente y más info: Diario Vasco // Relatando Historia