Esta es la historia de una venganza, la del señor Ted Pelkey. Hace diez años se iniciaban las peleas y disputas de Pelkey con los funcionarios locales con el fin de construir un garaje en su propiedad en Westford, en el condado de Middlesex en el estado estadounidense de Massachusetts. Trataba de construirlo para poder así mover sus negocios de reparación de camiones y reciclaje justo al lado de su casa, en lugar de operar fuera a unos 40 kilómetros de distancia. Ted Pelkey Tras una década de papeleos, una y otra vez las solicitudes de Pelkey eran denegadas. Los funcionarios decían que no cumplía todos los requisitos, aunque Pelkey sospechaba que antiguas disputas con uno de los funcionarios del municipio tenia que ver con la negativa. Así,  harto de todo y de todos, decide vengarse construyendo una enorme estatua con una peineta para que todos la pudieran admirar.

Pelkey afirma que lo hizo porque las autoridades de Westford "me han pasado por alto y no está bien. No me han tratado de manera justa". "Estaba sentado en un bar y le dije a mi esposa: 'Oye, quiero tener una estatua hecha de un dedo medio y la voy a poner en el césped"", relató el hombre. Y así lo hizo.

Revisó todos los reglamentos y se dio cuenta que no rompe ninguno, ya que la obra es una forma de expresarse libremente de manera cultural, por lo que cae en el rango de las artes.

La estatua de madera de más de 300 kilos se asienta sobre un poste de 5 metros de alto, además, la impresionante figura se realza por la noche por el brillo de dos proyectores, permitiendo que todo aquel que pase por la zona admire la gigantesca obra, una encarnación de la frustración y venganza que le costó a Pelkey ​​4.000 dólares, aunque después de la lucha que ha soportado, el hombre siente que valió la pena. El gran dedo de Pelkey puede quedarse ya que autoridades no pueden obligarlo a derribar la escultura, ya que, aunque no se permiten las vallas publicitarias en la zona, no se trata de una obra de propaganda.