Votar o no votar, esa es la cuestión

Votar o no votar, esa es la cuestión
Este domingo se celebran las elecciones más importantes que recordamos. La compleja realidad en el estado español es la causante de esta sensación de excepcionalidad. La política territorial, social y económica de los próximos cuatro años se decidirá en base a un pequeño número de ciudadanos que todavía no tienen clara la orientación de su voto, ni tampoco siquiera la decisión de ejercer su derecho democrático o no. De ellos depende que el próximo gobierno bascule hacia la extrema derecha o hacia el centroizquierda. De entre todos los indecisos podemos encontrarnos con dos grupos. Por un lado, aquellos que saben que van a votar a uno de los grandes partidos, pero no tiene claro todavía a cual. Por otro, los que saben que no van a votar a ninguno de los grandes partidos, y no tienen claro todavía qué hacer el domingo. Las opciones que quedan son las siguientes: 
  • Abstención
Abstenerse en unas elecciones significa no ejercer el derecho al voto. Los motivos pueden ser diversos, desde la pereza o el desconocimiento, a la imposibilidad de acudir a las urnas ese día o simplemente porque no se está de acuerdo con ninguno de los partidos que aspiran a representar a los ciudadanos en el Gobierno. Existe también un amplio número de electores que no votan por conciencia. Para estos ciudadanos, el sistema político y económico actual no es válido, y el acto de votar significa por lo tanto formar parte de ese sistema, justificarlo y darle alas. Podemos encontrar en este grupo por ejemplo a anarquistas y otros movimientos libertarios y antisistema para los cuales la conciencia política y social debe ejercerse todos los días, no una vez cada cuatro años. Son personas activas y concienciadas para quienes las campañas de movilización del voto e incluso el acoso de estas semanas resulta un tanto molesto.  Es importante saber que, aunque las abstenciones suponen votos que no se computan, es decir, que ni benefician ni perjudican a nadie, la representación se concentra más en los partidos con más votos al reducirse el número de electores. En España nunca se ha dado una abstención inferior al 20% del censo electoral, siendo en los comicios del año 1982, en los que más porcentaje de participación se registraron, un 80%. Las últimas elecciones, las de 2016, registraron los datos más altos de abstención de los últimos 40 años. En total un 33,5%, o lo que es lo mismo, más de 12 millones de personas no acudieron a votar. Según los datos generales obtenidos por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en líneas generales la izquierda se abstiene más que la derecha y cuando hay más abstención, generalmente (con algunas excepciones) la derecha obtiene mejores resultados. Evolución de la intención de voto. FUENTE: CIS  
  • Voto en blanco
Se consideran votos en blanco aquellos que se obtienen de los sobres vacíos que se depositan en las urnas electorales. En las elecciones al Senado, también se contabilizarán como votos en blanco aquellas papeletas introducidas en los sobres, pero en las que no se haya marcado el candidato preferido. Los votos en blanco se contabilizan y acorde a como se rige el sistema electoral español, de ellos se suelen beneficiar generalmente los grandes partidos y salir perjudicados los más pequeños. Para entenderlo un poco mejor hay que hablar del método d´Hondt, por el que se rige la elección de los diputados en el sistema electoral español. Según lo que marca esta ley, para obtener representación (escaños) es necesario como mínimo obtener el 3% del total de los votos. Así, cuantos más votos en blanco haya, más votos necesitará una candidatura para lograr un escaño. Lo que se traduce en que los partidos pequeños tendrán más dificultades para obtener representación que los grandes. El voto en blanco eleva por tanto, el umbral mínimo sin alcanzar representación, ya que al contabilizarse esos “votos a nadie” , una candidatura necesitará más votos para conseguir un escaño.
 
  • Voto nulo
Los votos nulos son los que se hacen a través de papeletas o sobres que no son los oficiales. Si se introducen dos papeletas de diferentes partidos o algún objeto en los sobres o cuando la papeleta está marcada más de una vez o de forma errónea, también se considera voto nulo. Es importante señalar que en el caso de que haya dos papeletas, pero las dos sean del mismo partido, el voto si que se contabiliza. Son votos emitidos, pero no válidos, por lo tanto ni perjudican ni benefician a nadie al no contar para el reparto de escaños, como si que ocurre en el caso del voto en blanco. El voto nulo no cuenta para el reparto de escaños. FUENTE: TWITTER   Si bien es cierto que cada uno es muy libre de tomar la decisión que considere, desde EULIXE queremos realizar una reflexión final para aquellos indecisos que no votan como castigo a la clase política actual y al sistema en general:
La lucha por una sociedad y un modelo de convivencia más justo, igualitario y sostenible es algo loable y por lo que todos deberíamos luchar. Es muy cierto también que ningún partido político actual se haya libre de pecado, ni tampoco ninguno apuesta firmemente por un sistema diferente al capitalismo actual, origen de gran parte de los problemas que nos acechan y adversario de esa nueva realidad. Pero es igual de cierto que si la llave de la gobernabilidad finalmente queda en manos de la extrema derecha, el retroceso en la lucha por esa sociedad justa, igualitaria y sostenible será monstruoso y difícilmente recuperable en mucho tiempo. Por eso, estas elecciones son especialmente importantes. Lleva lejía para frotarte al salir si quieres, pero vota.