La Historia no es siempre justa con los pueblos, o al menos es lo que creen algunos de ellos: los que, por algún decreto de un gobierno distante e ignorante de sus anhelos, se encontraron un día separados de sus familiares, amigos o vecinos con una frontera estatal.

Es el caso de los albaneses que históricamente vivían en una región de los Balcanes que primero fue dividida en cuatro vilayet (provincias) del Imperio Otomano y luego, tras la Primera Guerra Mundial, se dividió entre los territorios que ahora forman parte de Albania, Kosovo, Grecia, Serbia, Montenegro y Macedonia. Sin embargo, el pueblo nunca se ha rendido creando toda una ideología nacionalista en busca de la unificación de sus territorios bajo el nombre de Gran Albania.

Al parecer, la antigua aspiración está cobrando fuerza. En una encuesta realizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicada en marzo de 2007, solo el 2,5% de los albaneses en Kosovo pensaban que la unificación con Albania era la mejor solución para Kosovo. El noventa y seis por ciento dijeron que querían que Kosovo se independizara dentro de sus fronteras actuales.

Las estadísticas recientes muestran que el 68% de los albaneses y el 75% de los kosovares quieren unificar los territorios.

Algunos otros pueblos europeos que fueron divididos entre diferentes estados y que hoy en día tienen movimientos de unificación son los irlandeses, los neerlandeses y el pueblo flamenco, los franceses y los valones y los rumanos con los moldavos.