La historia del pueblo canadiense que acogió a los refugiados del 11-S

El 11 de septiembre de 2001 quedará grabado a fuego en la memoria de todos. La ingente cantidad de épicas historias sucedidas a raíz del peor ataque terrorista de la historia hace que todavía hoy nos sorprendamos. Es el caso de la operación Yellow Ribbon, por la cual cientos de vuelos transoceánicos son desviados a Canadá por el cierre del espacio aéreo en EEUU. La localidad de Gander, de tan solo 10.000 habitantes, acoge en 6 horas a más de 6.500 personas 

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La historia del pueblo canadiense que acogió a los refugiados del 11-S

No hace falta contar demasiado sobre lo sucedido el 11-S para situarnos. Estados Unidos sufre una serie de ataques terroristas realizados con aviones comerciales secuestrados. La lógica paranoia se desata en cuestión de minutos, y el espacio aéreo de todo el país es cerrado. En ese momento había más de 4.000 aviones en el aire que fueron obligados a aterrizar en el aeropuerto más cercano. Casi 600 vuelos eran transoceánicos y ya habían superado el punto de no retorno, por lo que no podían regresar. En el siguiente vídeo se puede observar el en imagen de radar este "apagón aeronáutico":

Canadá pone entonces en marcha la Operación Yellow Ribbon, con la finalidad de manejar este caos aeronáutico. El objetivo era asegurar que el tráfico aéreo potencialmente destructivo se eliminara del espacio aéreo de los Estados Unidos lo más rápido posible y lejos de los posibles objetivos, colocando estos aviones en tierra en Canadá, en aeropuertos militares y civiles donde cualquier potencial peligro podría ser contenido y neutralizado. Ninguno de los aviones resultó ser una amenaza, y los canadienses acogieron a mas de 40.000 pasajeros hasta que se reabrió el espacio aéreo estadounidense. 

Tuvimos que estacionar todos esos aviones, desde los enormes 747 hasta algunas aeronaves militares, en la pista del aeropuerto e iniciar un plan de emergencia para atender a todas las personas que estaban llegando a Gander - Bryan Higgs, seguridad del Aeropuerto Internacional de Gander

Todos los vuelos se repartieron entre dos destinos. Halifax, de 400.000 habitantes, recibió 47 vuelos. Gander, un pequeño pueblo de 10.000 habitantes, recibió a más de 6.000 personas de 38 vuelos diferentes. La población aumentó un 70% en tan solo unas horas. Un reto de enormes proporciones.

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La situación de los pasajeros era complicada. No sabían porqué estaban en un pequeño pueblo de una isla canadiense, y no pudieron siquiera salir de las aeronaves en 24 horas. Al hacerlo, recibieron la noticia de que deberían esperar como mínimo 48 horas mas hasta que se abriera el espacio aéreo. Tampoco tenían sus maletas, ni sus móviles cargados para avisar a sus familias, ni las medicinas quien las necesitase, ni los niños pañales... pero entonces llegaron los habitantes de Gander. Emocionados tras ver las impactantes imágenes del World Trade Center viniéndose abajo, miles de personas abrieron sus casas para acoger a todos las víctimas colaterales que pudieron. Les ofrecieron un lugar para descansar, lavarse, comer, comunicarse con sus familias... incluso cientos de personas de localidades cercanas se acercaron con provisiones, logrando entre todos mitigar las necesidades de los afectados. Incluso los colegios e iglesias cerraron para habilitar sus instalaciones como dormitorios:

Gander

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La reacción fue sobrecogedora. Muchas personas vinieron hasta la alcaldía y las iglesias para ofrecer su ayuda en la preparación de alimentos, otros donaron ropa porque muchos no tenían acceso a sus maletas, aportaron colchones, etc... - Carl Richardson, voluntario

Los primeros pasajeros que abandonaron Gander lo hicieron tras 3 días de espera. Durante ese tiempo, los locales lo dieron todo para hacerles sentir como en casa, hasta el punto de llevarlos de crucero para conocer la isla. La cálida acogida ofrecida por los improvisados anfitriones creó vínculos y amistades que perduraron en el tiempo, hasta el punto de que uno de los pasajeros creó un fondo para pagar la universidad de los estudiantes de Gander. Su idea era recaudar algunos miles de dólares. Al final fue millón y medio