La economía del dónut: cómo satisfacer nuestras necesidades dentro de los límites del planeta

Por mucho que no queramos verlo, el capitalismo no es un modelo sostenible. Y cuanto más tiempo tardemos en asimilarlo, más difícil será evitar las catastróficas consecuencias hacia la que nos dirige este suicida modelo económico y social. Las opciones para mantener nuestras necesidades cubiertas sin sobrepasar los límites del planeta son variadas, aunque cada vez queda menos margen de maniobra. Una de esas opciones que más está sonando últimamente es la "economía del dónut", propuesta por la economista Kate Raworth en un libro en el que invita al lector a reflexionar sobre la pertinencia del paradigma económico dominante en el contexto de un planeta que muestra señales de agotamiento ecológico y ambiental. Por medio del uso de la metáfora de una dónut, la economista propone un cambio de la meta de crecimiento económico perpetuo en el cual se fundamenta el futuro de las sociedades. 

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La economía del dónut: cómo satisfacer nuestras necesidades dentro de los límites del planeta

La sociedad actual se comporta como un niño pequeño que solo quiere alimentarse de gominolas. Aunque a corto plazo pueda ser algo muy satisfactorio, a medio y largo plazo es simplemente un suicidio. El problema es que ya estamos en el medio plazo, y los problemas provocados por el exceso de dulce son evidentes. A pesar de ello, nos negamos a ver la realidad. Aunque haya mucha gente que propone opciones de alimentación más sanas y sostenibles. Es el caso de Kate Raworth y su propuesta explicada en su obra "Economía del dónut. 7 maneras de pensar la economía del siglo XXI" (Paidós, 2018), donde propone establecer como prioridades de la economía reducir las desigualdades y garantizar la sostenibilidad medioambiental

No hay nada en la naturaleza que crezca infinitamente. ¿Por qué hemos de pensar que hemos sido capaces de diseñar un sistema que sí lo puede hacer? - Kate Raworth

Hoy por hoy el progreso lo identificamos con una gráfica ascendente y lineal que representa un crecimiento continuo y sostenido del PIB: “Sería una línea siempre creciente que representaría el PIB: una curva de crecimiento exponencial proyectándose hacia delante y hacia arriba a través de la página, en una perfecta resonancia de nuestra metáfora favorita del progreso humano y personal” explica Raworth, quien ofrece cambiarlo por un círculo que refleje un sistema justo para las personas y para el planeta. 

En primer lugar, para comenzar a orientarnos, dejemos de lado el crecimiento del PIB y empecemos de nuevo planteando una cuestión fundamental: ¿qué permite prosperar a los seres humanos? Un mundo en el que cada persona pueda vivir una existencia caracterizada por tres elementos: dignidad, oportunidad y comunidad; y donde todos podamos hacerlo conforme a los medios de nuestro planeta engendrador de vida - Kate Raworth

Para entender mejor esta teoría, debemos identificar las tres áreas que delimita el dónut

  • El agujero interior: incluye las necesidades básicas del ser humano y la sociedad: comida, agua potable, acceso al trabajo, vivienda, energía, sanidad, igualdad, libertades básicas…
  • La zona exterior: puntos de inflexión de las variables que se convierten en una amenaza para la vida en el planeta: el deterioro de la capa de ozono, la perdida de la biodiversidad, la acidificación de los océanos, la deforestación…
  • El cuerpo: en el medio se encontraría el espacio donde radica el bienestar, que es dentro del que debería moverse la evolución de la economía, sin pasar al agujero central, desatendiendo las necesidades básicas del sujeto, ni saliendo hacia la exterior, poniendo en riesgo la salud del planeta. O lo que es lo mismo, los objetivos económicos deben satisfacer las necesidades humanas dentro de un límite aceptable para el planeta.

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Algunos países ya han empezado a dar pasos en esta dirección. Suecia ha aprobado una ley de emisiones cero por la que se compromete a no emitir ningún gas invernadero a partir de 2045. Austria quiere dejar atrás la idea del usar y tirar y abrazar la economía del reciclaje. En Nueva Zelanda el gobierno liderado por Jacinda Arden ya ha dicho públicamente que quiere ser un país donut. Y en Holanda, el libro de Raworth llegó hasta a un debate parlamentario. En la ciudad de Amsterdam ya han comenzado a tomar medidas concretas para abrazar la economía del dónut., como fomentar productos que duren más tiempo y permitan las reparaciones, el reaprovechamiento con carácter social de la comida que desechen restaurantes y hoteles, la promoción del uso de materiales más sostenibles en la construcción de edificios, o la creación de "pasaportes de materiales" en los que se identifiquen aquello susceptible de ser reutilizado en caso de demolición. 

El siguiente vídeo explica muy bien esta teoría y las medidas que ya están llevando a cabo en la capital holandesa: