¿Cómo eliminar la basura espacial sin generar más basura?

¿Cómo eliminar la basura espacial sin generar más basura?
Hace casi una semana que conocimos la noticia de que la India había llevado a cabo una exitosa maniobra, lanzando un misil al espacio para destruir intencionadamente uno de sus satélites. La conocida como “Misión Shakti” se une a otras parecidas que ya han realizado otros países como Estados Unidos, China y Rusia con armamento anti-satélite. Al parecer este es un paso más que la India da hacia delante en lo que se conoce como “carrera contra la basura espacial”. Desde hace ya varios años la acumulación de satélites en desuso y otros materiales que están en el espacio se está convirtiendo en un problema que aumenta con el paso de los años. Según el profesor de la Universidad del Colegio de Londres, Stuart Grey, actualmente hay más de 20.000 objetos de basura en la órbita terrestre. El espacio se está convirtiendo en un gran basurero y muchos son los países que están intentando buscar alguna solución.
¿Cómo acabar con la basura espacial? Para intentar atajar el problema se han barajado varias posibilidades, entre las que destacan estas dos; una es volver a traer a la tierra los objetos que están perdidos en la órbita terrestre y la otra es destruirlos en el espacio. Las caídas de escombro controladas hacia la tierra son operaciones anunciadas en las que se sabe dónde y cuándo va a caer el objeto espacial, aunque a veces esos objetos caen de forma incontrolada en lugares inesperados. La mayoría de ellos terminan en el llamado Point Nemo, un punto concreto del Océano Pacífico en el que como lo denomina la NASA, es su “cementerio de naves espaciales”. Allí se redirigen todos para su destrucción, porque “es el lugar más alejado de cualquier civilización humana”. Pero no todos los elementos que se orientan hacia allí terminan llegando al mar. Los satélites más pequeños normalmente no terminan en el Point Nemo, porque la fricción con el aire los desintegra mientras caen a la Tierra. La otra de las opciones que se utiliza en la actualidad para eliminar la basura espacial es la de destruir los desechos en el espacio. China fue una de las primeras potencias en apoyar esta segunda opción lanzando un dispositivo anti-satélite para destruir la estación meteorológica Fengyun-1C y que provocó su descomposición en pequeños fragmentos que ahora revolotean por el espacio. Como se suele decir "ha sido peor el remedio que la enfermedad" y ahora la nube de escombros abarca parte de la órbita terrestre y ocupa una extensión que va desde los 200 a los 3.850 kilómetros. La India se ha sumado también a esta carrera contra la basura espacial y el pasado 27 de marzo lanzó un misil para destruir uno de sus satélites, que ha creado otro campo de escombros de unos 300 kilómetros sobre la tierra. Como ellos, EE.UU y Rusia han llevado a cabo misiones parecidas que han generado más basura espacial en pequeños pedazos llamados micrometeoroides y que amenazan con provocar lo que se conoce como el “Síndrome de Kessler” Restos de basura espacial que rodea la Tierra. FUENTE: WIKILMAGES ¿Qué es el síndrome de Kessler? Según datos de la Agencia Espacial Europea, (ESA), en el espacio hay un gran campo de escombros que contiene unos 23.000 objetos con mayor tamaño que pelotas de fútbol, entre ellos hay también restos de cohetes, satélites e incluso trajes espaciales antiguos. Además se estima que hay más de 650.000 objetos de menor tamaño y unos 170 millones de trozos de escombros tan pequeños como la punta de un lápiz. Todos estos restos que gravitan en el espacio pueden provocar lo que se ha denominado como Síndrome de Kessler, o lo que es lo mismo, una serie de colisiones orbitales en cascada que pueden restringir el acceso humano al espacio durante cientos de años. El concepto lo propuso el consultor de la NASA Donald J. Kessler, quien ha planteó la idea de que los satélites antiguos, los nuevos y la basura espacial pudieran colisionar unos con otros y crear un efecto dominó. Es decir, el choque de dos objetos en el espacio podría provocar más basura resultante de la colisión. Esta microbasura puede salir disparada como metralla e impactar en otros objetos, que a su vez dañarían a otros y que haría que la órbita baja de la tierra quedara llena de partículas que circulan a gran velocidad y por lo tanto quedaría inutilizable. Otros riesgos derivados de la basura espacial Pero el riesgo de que los escombros puedan impedir en un futuro que haya expediciones espaciales porque toda la órbita de la Tierra esté contaminada, no es el único problema derivado. En este momento, en la Estación Espacial Internacional están viviendo seis miembros de la tripulación. Si alguno de estos escombros llegara a colisionar con la estación, podría suponer un gran riesgo para sus vidas. Es más, el pasado año los astronautas que allí se encontraban tuvieron que arreglar una fuga por un agujero 2 milímetros causada al parecer por una pequeña pieza de basura espacial, aunque no ha habido confirmación oficial. Impactó de un escombro espacial en el trasnbordador Endeavour. FUENTE: NASA Según apunta Jack Bacon, un científico de la NASA, una colisión con un trozo de esfera de aluminio del tamaño de una pelota de béisbol, sería igual que una detonación con 7 kilogramos de explosivos. Si tenemos en cuenta que en la actualidad cada vez necesitamos más los satélites para realizar llamadas, utilizar el GPS y realizar muchas otras operaciones cotidianas, está claro que la basura espacial supone un gran problema que hay que controlar. Como prevenir el efecto Kessler La idea de enviar al espacio misiles anti-satélite como el que ha lanzado recientemente la India, para acabar con la basura espacial, parece que no es la mejor opción que barajan los expertos. Este tipo de actuaciones pueden ser muy peligrosas porque pueden desencadenar un Síndrome Kessler acelerado, y por eso se apuesta mejor por el desarrollo de tecnologías que vaporicen o desorbiten la basura espacial. Algunas grandes potencias ya están movilizando todos sus efectivos para prevenir situaciones peligrosas. Así, China, después de lanzar su dispositivo anti-satélite para destruir la estación meteorológica Fengyun-1C y que este hecho generara más basura espacial, decidió desarrollar una tecnología láser para intentar combatir los desechos de la órbita de la tierra. El investigador del Colegio de Información y Navegación de la Universidad de Ingeniería de la Fuerza Aérea de China, Quan Wen, ha realizado un estudio para encontrar un láser que sea lo suficiente efectivo para eliminar los desechos en órbita. Otra posible solución sería el proyecto RemoveDERBIS, del que os hablamos hace unos meses.  Se basa en una serie de redes que están poniendo a prueba desde el Centro Espacial de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido. La idea consiste en pescar la basura con redes de arrastre y llevarlas hasta la atmósfera para que se calcine con el rozamiento.
Aunque en la actualidad no existe ningún sistema efectivo que elimine satélites antiguos o fragmentos de escombros, si que es verdad que los desechos espaciales están monitorizados desde la Tierra a través del la Red de Vigilancia Espacial (SSN). Un proyecto dirigido por el ejército de los Estados Unidos que utiliza 30 sistemas diferentes en todo el mundo para mantener identificados en todo momento los objetos en el espacio. A través de una serie de telescopios se controla toda la basura espacial y se anotan todos aquellos desechos nuevos que aparecen. Cuando una compañía espacial recibe una alerta SSN informando de que alguno de sus satélites puede ser impactado, lo que hacen es moverlos a otra orbita diferente para evitar la colisión. Aunque aún no se sabe cual puede ser la mejor forma de acabar con los desechos espaciales, lo cierto es que si que se está buscando algún método para eliminarlos de manera eficaz y sobre todo evitar aquellos que puedan pueda provocar un hipotético Síndrome Kessler. Por el momento también se está pensando en llevar a cabo acciones de prevención como la iniciativa CleanSpace, que pretende que cada empresa o agencia que envíe al espacio un satélite, se haga responsable de retirarlo cuando termine su vida útil y siempre antes de los 25 años, para evitar que el vertedero espacial siga aumentando y prevenir males mayores.