35 años sin Julio Cortazar
Fue uno de los escritores que revolucionó las letras hispanoamericanas desde los años 50, considerado uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo principalmente con sus relatos cortos, por su prosa poética, por su manejo de la literatura surrealista , dejando también su huella en el campo de la novela y la poesía. Hoy se cumplen 35 años desde su muerte en París a causa de una leucemia.
Nacido en un barrio de Bruselas un 26 de agosto de 1914, Julio Florencio Cortázar retornó pronto (a los cuatro años) a la ciudad de origen de sus padres, Buenos Aires, que alojó al escritor hasta que, harto del gobierno peronista, se trasladó a París.
Estas dos ciudades, junto con otras estancias en localidades de España, se convirtieron en los lugares más importantes para el autor y donde escribió algunas de sus obras más importantes.
Cortázar escribió obras que se han preservado en la memoria de la literatura mundial: Historia de cronopios y de famas (1962), Casa tomada (1949), Bestiario (1951), entre otros. Cada uno de esos libros ha trascendido en el mundo cultural y con el pasar de los años se convirtieron en literatura clásica. De acuerdo con los conocedores de su obra, su literatura se caracterizó por la temática existencialista, una búsqueda de la autenticidad, del sentido profundo de la vida y del mundo
Sin duda, Rayuela, publicada en 1963, es su obra más emblemática una obra a la que el mismo escritor se refería como "contranovela" usando los finales abiertos de capítulos para implicar al lector y que se convirtió en referencia para la literatura hispánica constituyéndose como una de las novelas centrales del conocido como 'boom' de las letras latinoamericanas como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes o el también argentino Jorge Luis Borges.
Rompe los moldes clásicos de la narración, un relato que puede leerse sin seguir la linealidad temporal y que con ello, abre la posibilidad de que el lector encuentre diferentes historias con distintos finales entre las mismas líneas. Una precursora de la interactividad, tan de moda ahora por la película de Black Mirror, BanderSnatch.