Recortes en sanidad y coronavirus, una peligrosa combinación

El coronavirus ha llegado a España y se está expandiendo con rapidez. Este 6  de marzo, la cantidad de infectados se ha elevado a  360 ¿Está la sanidad pública española preparada para hacer frente a una eventual epidemia? Es bien sabido que la sanidad pública ha sufrido unos recortes brutales desde que se inició la crisis económica de 2008 y la precariedad es la norma. ¿Qué  efectos pueden tener estos recortes? El objetivo de este reportaje es responder a estas preguntas. Para ello, hemos tenido el enorme placer de entrevistar a una profesional gallega que se encuentra en primera línea de batalla.

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Recortes en sanidad y coronavirus, una peligrosa combinación

La epidemia generada por el nuevo coronavirus está causando serios estragos a lo largo y ancho del planeta. Aunque en China la tormenta poco a poco está amainando, la elevada tasa de inefectividad ha provocado que el covid-19 haya traspasado la frontera china y se haya extendido por el mundo.  

A día de hoy, más de 3200 personas han perdido la vida y el número de infectados se acerca a los 100.000. Fuera de China, se han confirmado casos en 95 países, incluido España. Según la Organización Mundial de la Salud, dentro del país asiático, la tasa de mortalidad está entre el 2% y el 4%, pero fuera de China la tasa se reduce al 0.7%.

Aunque el covid-19 presenta una baja tasa de mortalidad, su asombrosa capacidad de transmitirse entre humanos puede causar serios problemas a la hora de contenerlo, ya que los centros sanitarios pueden verse saturados de personas que se encuentran enfermas y personas que tienen una sintomatología parecida pero que no tiene el coronavirus.

Además, debido a los fallos o problemas que se pueden registrar hoy por hoy en el diagnostico, los sanitarios tienen un riesgo elevado de contraer la enfermedad o de terminar en cuarentena, debilitando aún más el sistema sanitario. Debido a la amenaza que supone el nuevo coronavirus, numerosos profesionales del ámbito de la salud y de otro tipo se han embarcado en una lucha sin cuartel contra la enfermedad.

Destrucción de empleo público y recortes brutales en España 

La precariedad y los recortes sufridos por la sanidad pública española desde el inicio de la crisis económica de 2008 podría pasar factura en un contexto donde España se encuentra a las puertas de una epidemia provocada por el nuevo coronavirus. Las capacidades para controlar la propagación del covid-19 pueden verse mermadas en un Estado donde poco ha importado garantizar una sanidad pública universal y de calidad.

El sector sanitario español registró una caída en la afiliación de 18.320 trabajadores entre enero y febrero, lo que supone que el sector de la sanidad perdió más de 18.000 profesionales en unos meses marcados por la expansión de la gripe y la crisis del coronavirus.

Según los datos de la Seguridad Social publicados el 3 de marzo, la mayor parte de la reducción se produjo en enero, con una pérdida de casi 15.000 profesionales en un contexto en el cual el coronavirus ya suponía una amenaza creíble para el Estado español. Los restantes 3.320, se destruyeron en febrero donde el covid-19 ya suponía una amenaza real.

«Estos niveles de destrucción de empleo a principios de año no se producían desde 2013, la época de los recortes en personal y política de ajustes de las diferentes administraciones por la crisis económica», subraya la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas, que matiza: «Estas cifras vuelven a reflejar además el abuso de la contratación de interinos y la precariedad en el empleo de nuestras Administraciones Públicas». Algunas fuentes apuntan que las autonomías han prescindido de profesionales interinos, alrededor de 5000, para evitar convertirlos en fijos.

Por esta razón, el CSIF exige al Gobierno y a las diferentes administraciones públicas agilizar las ofertas de empleo y recuerda que en la sanidad las contrataciones llevan un retraso de hasta dos años en función de las comunidades autónomas.

Eulixe ha tenido la oportunidad de entrevistar a una enfermera profesional del área de Vigo bajo condición de anonimato. Nos ha relatado con precisión las duras condiciones que tienen que soportar debido a los recortes efectuados en sanidad. «En el momento donde empiecen aumentar los casos, ¿hasta qué punto podremos asumir con el personal disponible la situación que se generará?», se pregunta esta profesional. Matiza el hecho de que en época de crisis y de recortes máximos parte del personal eventual se tuvo que ir a la sanidad privada para encontrar un poco de estabilidad: «La gente emigró. Hay muchas persona del ámbito de la enfermería que emigraron a Reino Unido en busca de mejores condiciones y sobre todo de estabilidad».

Trabajamos en condiciones totalmente precarias. Las autoridades no cuidan en absoluto al personal eventual, nos tratan como si fuéramos lo peor. Y ahora nos dicen que nos tenemos que cuidar mucho, que suspenderán congresos, reuniones, porque tienen miedo a que el personal sanitario caiga enfermo y tengan que aislarlos.

Afirma que viven una situación de incertidumbre, no de miedo, ya que el coronavirus en sí no es una enfermedad grave. No obstante, temen que los contratos se precaricen aún más. «Ellos siempre recurren a que hay necesidad de servicio y ante eso se saltan el pacto laboral y en estos casos las condiciones son de lo peor», denuncia.

Los brutales recortes en sanidad que hemos sufrido y que han continuado prolongándose durante el tiempo, tienen y tendrán incidencia sobre el estado de la salud de la población y en la capacidad de hacer frente a las consecuencias de esta crisis, y otras posibles futuras. 

Desde el año 2009, según denunció la denominada Cumbre Social de 2018, se ha producido una reducción de entre 15.000 y 21.000 millones de euros de inversión en la sanidad española, produciéndose durante todo el período de la crisis un recorte de un 1% anual per cápita. Alejándose en ese periodo del 8% del PIB de media del gasto en los países de la UE, siendo en el Estado español de tan solo el 6,34% sobre su PIB, unos 16.000 millones menos de euros.

Además, se ha registrado un recorte significativo en la plantilla, estimándose en 9.400 puestos de trabajo menos en hospitales entre 2010 y 2014 y 5.600 camas menos en ese mismo periodo. En 2016, se registró el número más bajo de camas de hospital (157.665) desde que se tienen registros históricos (2004). El número de hospitales ha seguido una tendencia parecida, con un máximo de 804 hospitales en 2008 hasta un mínimo de 788 en 2016. Por otro lado, el copago sanitario sigue vigente desde julio de 2012 y se han cerrado o se han limitado los horarios de los ambulatorios, sobre todo en las zonas rurales y en la Comunidad de Madrid.

«Si nos mandan a la mitad a casa, ¿qué van a hacer?», se pregunta con preocupación la enfermera entrevistada. «Si esto ya normalmente colapsa con la gripe, imagínate», continúa. Debido a los posibles errores que pueda haber en el diagnostico y a otros factores, la cantidad de positivos aumentará según transcurran los días. «Esto ya empezó y es difícil de frenar», afirma.

Si el panorama general de la inversión pública en sanidad ha sido de recorte tras recorte, exceptuando 2014-2015, en la sanidad privada la tendencia ha sido justo la opuesta: Desde 2007 hasta 2014 el gasto sanitario privado se incremento año por año.

Todos estos factores han provocado que la situación de la sanidad en el Estado español se haya deteriorado profundamente en los últimos años, con largas listas de espera para poder ser intervenido quirúrgicamente, plazos que son difíciles de asumir para asistir a un especialista, masificación en las urgencias y en la atención primaria....

En este sentido, el número de pacientes en listas de espera quirúrgica y el tiempo medio de espera se habían mantenido más o menos estables incluso iban disminuyendo en nuestro país hasta junio de 2011. A partir de diciembre de 2012 se observó un cambio de tendencia, con un incremento notable del tiempo medio de espera (de 76 días en junio de 2010 a 104 días en junio de 2017). Además, en la actualidad el número total de pacientes como el porcentaje de pacientes en lista de espera por más de 6 meses es también superior. Por poner un ejemplo, si en junio de 2014 el porcentaje de pacientes en lista de espera por más de 6 meses era del 10,6%, en junio de 2017 esa cifra se elevaba al 14,3%.  

Poco importan el dolor o el sufrimiento humano en un contexto donde la privatización se ha convertido en una prioridad. Además, todo esto se está dando en un contexto de corrupción política y empresarial galopante.

El coronavirus se extiende por el Estado español

El numero de contagiados es de 360 a día de hoy, si se suman los datos proporcionados por el Gobierno español y las comunidades autónomas. De ellos, 9 personas se encuentran en la UCI y en 12  casos no se ha podido aclarar todavía la vía de contagio.

Es muy probable que mientras avancen las horas el número de infectados aumente, pero como referencia, los casos se distribuyen de la siguiente manera el 6 de marzo: 137 en Madrid, 30 en la Comunidad Valenciana, 32 en Cataluña, 21 en Andalucía, 28 en el País Vasco, 11 en Cantabria, 12 en Canarias, 13 en Castilla y León, 15 en Castilla-La Mancha, 6 en Extremadura, 29 en La Rioja, 6 en Baleares, 7 en Asturias, 3 en Navarra, 2 en Galicia y 6 en Aragón. Hasta el momento se han registrado 5 muertes.

Los trabajadores de la sanidad no sólo se encuentran expuestos a mayores riesgos, sino que al mismo tiempo la falta de recursos o los errores provocados en la detección pueden dificultar la atención sobre los infectados. El 3 de marzo eran 13 los sanitarios infectados por el coronavirus, y más de dos centenares se encontraban en cuarentena. La mayoría de los trabajadores sanitarios han contraído el virus realizando sus funciones profesionales.

La enfermera nos relata el caso de un hombre que dio positivo después de que en un principio se descartara que tenía la enfermedad:

Llevaba varios días en planta compartiendo habitación con otra persona, que ahora está en aislamiento. Al principio falló el diagnostico. Pasaron un poco por encima la sintomatología y no lo asociaron con el covid-19. Al final dio positivo. Este hombre estuvo varias horas en urgencias, esperando en cama en contacto con más pacientes y profesionales (enfermeros, médicos, celadores), contacto en planta con el compañero de habitación, con familiares que vinieron de visita...  

Debido a que el personal sanitario puede encontrase en contacto directo en sus quehaceres diarios con personas muy vulnerables al contagio, enfermos de diverso tipo, se requiere un protocolo diferente. Este hecho provoca que su aislamiento preventivo tenga que ser más riguroso, inhabilitándolos totalmente para la actividad médica ante los primeros indicios de que tengan el virus.   

Según la enfermera entrevistada, hay un desconocimiento enorme sobre cómo se transmite el virus. «El 4 de marzo nos mandaron un protocolo de actuación sobre cómo protegernos», afirma. «Se cree que el método de transmisión es por contacto y por gotas, es decir a menos de dos metros del paciente, pero como no hay evidencia científica, las medidas que se toman se asemejan al aislamiento aéreo, como en el caso de la tuberculosis, meningitis, es decir, un poco más estricto», nos comenta la enfermera. Denuncia el hecho de que en estos casos se utiliza un tipo de mascarilla que tiene un tipo de filtro especifico pero que en muchos sitios no las hay.

Por un lado, nos mandan ese protocolo diciéndonos que tenemos que utilizar las mascarillas, y por otra parte no hay esas mascarillas en todos los sitios. En algunos sitios las están utilizando y en otros no, porque no hay existencias.  

Concretamente en China, son numerosos los profesionales sanitarios que trabajan a contrarreloj, sumidos en jornadas inacabables hasta la extenuación y sacrificando hasta su propia vida o su seguridad para poder controlar la propagación del covid-19 y cuidar a los enfermos. Tales son los casos, por ejemplo, del médico de 34 años Li Wenliang y héroe nacional en china que murió el 6 de febrero, de Liu Zhiming, neurocirujano de 50 años y director del Hospital Wuchang, que murió el 18 de febrero  y de Chen Wei, epidemióloga del Ejército Popular de Liberación de China que se inyectó una vacuna que se encuentra en fase de desarrollo y que no ha sido probado con humanos ni en animales este 4 de marzo junto a seis miembros del equipo. Por otra parte, miles sanitarios están en cuarentena.

Los recortes aplicados a la sanidad puede que tengan un nefasto efecto en la adecuada gestión de la crisis provocada por el nuevo coronavirus. Los principales afectados serán los propios pacientes, la sociedad en general y los profesionales que trabajan en el ámbito de la sanidad, ya que aparte del riesgo de contagio, sus condiciones laborales pueden sufrir un enorme desgate debido a la precarización de las condiciones de trabajo. El Estado tiene el deber de proteger a sus ciudadanos, sobre todo en momentos donde se registran crisis de este tipo. Es hora de que el Estado respete a los profesionales que se juegan, en muchos casos, su seguridad y su salud en pos del bien común.