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La nueva generación de grandes incendios forestales ya es una realidad

Los incendios forestales son una amenaza para las sociedades en el sur de Europa, y representan unas perturbaciones naturales  muy importantes en el continente europeo. Su afectación actual es cada vez mas severa, y si hasta ahora los grandes incendios forestales se concentraban habitualmente en períodos veraniegos, ahora podemos encontrarnos grandes incendios forestales en cualquier momento del año. Otro cambio significativo es el desplazamiento de los incendios del mediterráneo a territorios en el norte de Europa. En la Cuenca del Mediterráneo los grandes incendios forestales o  incendios de sexta generación ya suponen un 2,6% de los incendios forestales, en cambio, suponen un 75% de la superficie quemada. Cada vez que hay un incendio forestal los medios corren a hablar de «bosques sucios», falta de medios para la extinción, del fuego como problema para el medio rural, de desastre y “terrorismo ambiental”, términos que se alejan de la problemática real, o directamente, de la realidad.  Una nueva mirada social de amplio espectro se demuestra cada día más urgente.
 
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Bomberos de la Generalitat trabajan en la extinción de un incendio en Senan, Marzo 2021. Foto: Lorena Sopena.
La nueva generación de grandes incendios forestales ya es una realidad

Texto y fotos: Lorena Sopena - EULIXE

El ser humano siempre ha convivido con el fuego y los grandes incendios forestales, los primeros grandes incendios forestales los encontramos hace millones de años, desde la era paleozoica, y desde entonces, este régimen de incendios ha ido variando a causa de factores sociales, climáticos y ambientales. Los incendios salvajes que han sido necesarios para mantener un equilibrio de la naturaleza están variando y dejando de ser beneficiosos.

Captura de pantalla 2021-08-07 112058Medios aereos trabajan en la extinción de un incendio en Santa Coloma de Queralt. Tarragona,
Julio del 2021.

El modelo de sociedad como agente accidental de los grandes incendios forestales

Los medios de extinción son lógicamente necesarios, así como unas condiciones laborales dignas para quienes se encargan de extinguir las llamas de nuestros bosques. Pero no sólo de los medios de extinción depende la salud de nuestros bosques, y es que la forma en la que estos arden está evolucionando.

Con la industrialización y el abandono del campo para trabajar en las grandes ciudades se ha descuidado el medio rural , el cambio del uso de la tierra, la replantación de vegetación inflamable y la substitución de combustibles vegetales por combustibles fósiles, ha comportado una acumulación de vegetación en los bosques que favorece la expansión de los incendios.

Los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX se caracterizaron  por el crecimiento, la industria y  las innovaciones tecnológicas. El siglo XIX supuso  un cambio de paradigma social, las sociedades feudales se fusionaron con la burguesía, la nueva clase dominante, y dieron  paso a una sociedad de clases, más abierta y permeable que la estamental, pero con altas desigualdades entre ricos y pobres. Este cambio de paradigma comienza a asentar la base de la sociedad con la que nos encontramos a día de hoy, y con ello, comienza el desplazamiento de la vida rural a las grandes ciudades.

Captura de pantalla 2021-08-07 114212Payeses trabajando el campo para prevenir la propagación de las llamas en el incendio de
Santa Coloma de Queralt. Sant Martí de Tous, Barcelona, Julio del 2021

 

Como muestra, durante el  siglo XIX la población urbana en Europa pasó de ser un  10% a un 30%, y las grandes ciudades comenzaron a crecer entorno a la industrialización y la mercantilización, se comenzaron a desarrollar las políticas de planificación urbanística, y junto a ellas, comenzaron a llegar los primeros servicios a las grandes ciudades: agua potable, sistema de cloacas, iluminación, hospitales, bomberos…

En España el abandono rural notable, y que genera pérdida de cultura territorial y capacidad de gestión territorial se intensifica a mediados del S XX, y aquí comienzan a intensificarse los incendios forestales. Durante siglos el fuego ha sido una práctica habitual para la gestión del territorio y esta gestión ha evitado los catastróficos incendios forestales que llevamos viendo las últimas décadas. Los incendios (el incendio como fuego accidental), tienen a día de hoy una relación directa con el modelo de sociedad, y con ello, debemos aprender a convivir.

El paisaje se ha transformado, y en este paisaje se construyen viviendas y urbanizaciones, que incrementan el riesgo de incendios provocados por la actividad humana  y la exposición a catastróficas consecuencias, ya que se obliga a priorizar la seguridad y protección de personas e infraestructuras, y se restan recursos a la extinción.

Captura de pantalla 2021-08-07 114028GRAF utilizando el fuego ténico como medida de extinción de un incendio. Senan, Tarragona. Marzo del 2021.

 

Es el caso de los incendios de interfaz urbano-forestal, una realidad que supone un problema añadido para la prevención y  extinción de los incendios. Urbanizaciones o periferias en las  grandes ciudades, son algunos de los ejemplos de zonas de interfaz urbano-forestal, donde las edificaciones entran en contacto con el monte o zonas boscosas, y donde el fuego no sólo puede afectar a las edificaciones, también puede propagarse en el interior de las zonas edificadas, un modelo que también podemos encontrar en zonas o polígonos industriales. La densidad de población, el tipo de sociedad que habita, el conocimiento de sus habitantes del entorno son factores con los que se deben contemplar en el momento de planear la extinción.

En Barcelona podemos encontrar un claro ejemplo de esta situación: la cercanía entre la montaña de Collserola y la zona urbana de la ciudad, en algunos puntos, separadas por escasos metros, hecho que agrava los incendios forestales que puedan darse en la montaña. En el caso de  Collserola, un incendio de sexta generación podria calcinar  la montaña en apenas ocho horas, un esencario que era difícil de imaginar hace 40 años y  que ahora es una posibilidad con la que trabajan expertos y bomberos para poder planificar y afrontar.  Porqué no sólo la forma en la que arden los bosques se transforma o evoluciona, también deben hacerlo las políticas de estrategia contra los incendios forestales. Por ejemplo, el 80% de los municipios en zonas de alto riesgo no tienen planes de emergencia local Comunicación sobre incendios, Green Peace.

Captura de pantalla 2021-08-07 114146Incendio en Llançà, Costa Barava, Julio 2021.

El cambio climático, agente de aceleración

Los incendios con los que nos encontramos ahora son la consecuencia de años de abandono del entorno rural, los bosques son más maduros, están mas desarrollados, son más densos debido a un mayor número de árboles y son mas continuos. Y el cambio climático no está exento, las imágenes que podemos encontrarnos de los grandes incendios forestales en California, Turquía, Portugal… son los incendios del cambio climático, una realidad que supone  una amenaza y un riesgo inminente para nuestros bosques. Y es que en Europa, en los años 2017 y 2018 hubo más víctimas mortales a causa de los incendios forestales que por terrorismo.

Captura de pantalla 2021-08-07 112312Bomberos de la Generalitat trabajan en la extinción de un incendio en Llançà, Costa Brava
Julio del 2021

El cambio climático y el riesgo que supone un clima cambiante, con una temperatura más elevada y lluvias irregulares han derivado en que el terreno no aproveche de la misma manera el agua y que se produzcan sequías cada vez más frecuentes. Si bien los incendios no los provoca el cambio climático, cómo estos actúan y evolucionan, sí. La relación es directa.

En estos «nuevos incendios» las condiciones metereológicas pueden cambiar completamente como consecuencia directa del fuego, y pueden producirse los temidos «Pirocumulonimbus», grandes nubes de humo en la atmósfera  que, cuando se desploman, pueden provocar ráfagas violentas de viento, y focos secundarios, y que son  capaces de alterar el clima en todo el planeta. Es el caso, y ejemplo, del incendio sucedido en Santa Coloma de Queralt el pasado 25 de Julio, donde la formación del Pirocúmulo de fuego obligó a retirar efectivos de extinción de la zona por su peligrosidad.

Los incendios con los que vamos a convivir

Los Bombers de la Generalitat de Cataluña clasifican los incendios en generaciones en función de como han ido evolucionando los incendios, tanto en el paisaje como de los diferentes problemas y adaptación con los que se han ido encontrado los cuerpos de extinción para combatirlos. Las generaciones de incendios no son fijas,  y dependen de la evolución del propio paisaje en un territorio determinado:

  1. Incendios de Primera Generación: A partir de los años 60. Debido al abandono rural, muchos de los agentes gestores de los bosques tuvieron que abandonar su trabajo, con ello comienza la acumulación de combustible continuo donde antes había discontinuidades.
  2. Incendios de Segunda Generación: A partir de los años 70. La respuesta creada para los incendios de primera generación no funciona ya que el bosque sigue creciendo. El reto de estos incendios es la velocidad, son mas intensos y saltan sin problema las estructuras creadas anteriormente como cortafuegos. Como alternativa, se invirtió en medios humanos y materiales, se crean más parques de bomberos y comienza a parecer el fenómeno al que llaman “Paradoja de la Extinción: ?”
  3. Incendios de Tercera Generación: A partir de los años 90. Sobrepasan la capacidad de extinción. El gran reto que generan es su intensidad y la superación de la extinción, se necesita táctica y análisis del incendio y es cuando se crea la caja de herramientas (maquinaria pesada, uso del fuego técnico, medios serios, linea de agua, herramientas manuales…). En la tercera generación comienza a presentarse la “Paradoja del fuego”. Mientras que las administraciones invertían más recursos en medios humanos y materiales para la extinción, no invertían en la prevención, como resultado el combustible comenzaba a acumularse en los bosques, se incrementaban las hectáreas forestales, y los incendios comenzaron a hacerse más grandes, más rápidos y más violentos.
  4. Incendios de Cuarta Generación: A partir del 2000. El problema principal además de la velocidad e intensidad, es la afectación a superficie  urbana, pudiendo afectar a urbanizaciones donde hay poblaciones en riesgo. Son incendios de cuarta  generación donde hay un territorio con mucha población.
  5. Incendios de Quinta Generación: A partir del año 2010. Son iguales que los de cuarta generación, pero el riesgo, es la simultaneidad de estos incendios que pueden hacer colapsar el sistema de extinción. Aquí comienza a aplicarse la estrategia:tomar decisiones antes de que pase el incendio.
  6. Incendios de Sexta Generación: Son los nuevos escenarios planeados por el cambio climático, difíciles de prever y anticipar. Los incendios pueden generar tanta energía como para romper la estabilidad atmosférica, y alterar el perfil vertical de esta, donde acaban dominando la metereología de su entorno. Los incendios de sexta generación son los incendios que están por venir.

Captura de pantalla 2021-08-07 114051Bomberos de Barcelona trabajando en la extinción de un incendio en Collserola, mayo 2021. 

Los incendios que no apaguemos hoy, serán los incendios del mañana

El futuro se plantea muy incierto y variante en el ámbito de los incendios forestales, quizá en unos años veamos nacer nuevas generaciones de incendios, o quizá sólo veamos la virulencia real de los que ya conocemos. Y la sociedad  tiene la responsabilidad no sólo de aprender a convivir, como se ha hecho durante toda la historia, con el fuego y las nuevas generaciones de incendios, sino, de trabajar para paliar al máximo sus consecuencias.

Los expertos apuntan que, hay que replantear  y modificar la los planes de planificación territorial e invertir en recursos y investigación, los incendios han evolucionado y se deben actualizar las políticas de prevención y extinción desarolladas  durante los años 90.

En una entrevista en Catalunya Plural, Marc Castellnou, el máximo responsable de las GRAF (Grupo de apoyo de actuaciones forestales) de los Bombers de la Generalitatm analista de referencia en incendios forestales y investigador de fuegos  indica: «El clima ha cambiado y tiene que cambiar el paisaje, el territorio donde viviamos, será distinto».

Y es que en el mismo artículo Castellnou habla de como durante años se han tratado los paisajes no como un sistema vivo, sinó como un decorado que queremos estático y esto significa problemas.

Se presentan retos y se necesita un debate social, aceptar que veces tendremos que sacrificar el paisaje para protegernos del fuego,  devolver la vida a los campos, consumir y fomentar el consumo de productos de KM0. Estos son algunos de los pasos con los que debemos empezar a trabajar. Y es que los incendios de Sexta Generación son una realidad y debemos tratar de minimizarlos al máximo.

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Fuentescatalunyaplural.cat // greenpeace.org // ucm.es