Moldavia se suma a la moda de reactivar conflictos territoriales

Tras su reciente victoria en las elecciones presidenciales en Moldavia, la presidenta electa Maia Sandu ha empezado con fuerza y fuera de lo prometido en campaña. Dos de sus primeras declaraciones atañen a la República Moldava de Transnistria y podrían traer consecuencias, como la reactivación del conflicto.
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Miembro de las Fuerzas Armadas de la República Moldava de Transnistria, en Tiraspol. Foto: Juan Teixeira.
Moldavia se suma a la moda de reactivar conflictos territoriales

El 16 de noviembre Maia Sandu ganaba las elecciones presidenciales en Moldavia. Lo hacía en segunda vuelta al derrotar al actual presidente Igor Dodon, quien ocupará el cargo hasta el 23 de diciembre. Nada más ganar, Sandu ha dejado patente que su etiqueta de “pro-occidental” es más contundente que la etiqueta de “pro-ruso” del presidente saliente Dodon. Sandu sin esperar demasiado tiempo ha pedido la retirada de las tropas rusas de territorio moldavo y ha declarado que Chisinau no tiene ninguna intención de pagar la deuda por el gas ruso.

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La actual presidenta moldava, Maia Sandu // Foto: Juan Teixeira

 

No cabe duda que estas medidas, difíciles en su realización, pueden reactivar un conflicto congelado como es el de Transnistria. Ello tendría unas consecuencias difíciles de predecir, pero es un escenario de actualidad tras lo sucedido en el Alto Karabaj, otro conflicto que parecía congelado dentro del espacio post-soviético. A pesar de las grandes diferencias entre ambos casos, no cabe duda que las intenciones de Sandu no traerían precisamente bienestar si no se hacen de manera dialogada.

Tropas y gas

Lo que de momento ha anunciado Sandu, o por lo menos lo que más ha llamado la atención es la exigencia de la retirada de tropas rusas de territorio moldavo y la ausencia de intención de pagar la deuda por el gas ruso, dos cuestiones que tienen una interrelación diplomática, política y económica.

Las tropas de las que Sandu pide su retirada se encuentran en territorio de la República Moldava de Transnistria, un estado no reconocido, jurídicamente perteneciente a Moldavia, pero de facto independiente desde 1992. Con el fin de la URSS a finales de los años ochenta y principios de los noventa en Moldavia había intenciones de reunificarse con Rumanía, algo a lo que se oponía sobretodo la población rusa y ucraniana predominante en el este de la república, en la orilla izquierda del río Dniéster.

Un breve, pero violento conflicto dejó el territorio fuera del control de Chisinau, con su capital en Tiraspol. Un contingente de Fuerzas Armadas de la Federación Rusa quedó en el territorio como fuerzas de paz. Estas tropas tenían que haberse retirado a principios del siglo XXI, pero la falta de garantías de seguridad y cambios geopolíticos como la entrada de Rumanía en la OTAN, han hecho que Moscú se haya negado a retirar las tropas.

El otro tema es el gas. Rusia tiene una relación diferente con Moldavia por un lado y Transnistria por el otro. Los precios del gas ruso son por ejemplo más bajos para la segunda. Sin embargo, el cambio de las relaciones entre Moscú y Kiev a partir de 2014 hicieron que Transnistria se viera afectada de manera colateral. Ucrania al comienzo de los noventa apoyó Transnistria como freno ante la expansión de ideas pro-rumanas, teniendo la propia Ucrania una minoría rumana que podría querer cambiar de bandera. Tras 2014 Kiev se volvió mucho más hostil hacia Tiraspol, llegando a bloquear por completo el transito ruso, especialmente el militar, hacia la república no reconocida.

Ello ocasionó problemas al contingente ruso allí, pero mayores fueron los problemas para la propia república no reconocida. Dejó de gozar de algunas premisas como la posibilidad de utilizar el puerto de Odessa para importar y exportar. Ello ocasionó daños económicos que hicieron que Transnistria, quien en otra época tenía un nivel de bienestar mayor al de Moldavia, viera este equipararse. Una de las consecuencias fue que no pudo pagar el gas ruso en todo el volumen que necesitaba.

Aquí se haya una curiosa paradoja, y es que al ser un estado no reconocido, Transnistria no compra el gas a Rusia como tal, sino que lo hace como una parte de Moldavia. Por ello, cuando deja de pagar, es Moldavia la que acumula la deuda. Esta deuda precisamente es la que se niega a pagar Sandu, una deuda que según ella asciende a un total de 7,5 mil millones de dólares. Habrá que ver de donde saca esa cifra, ya que para un país como Moldavia, y más para Transnistria es una cantidad extremadamente alta.

Desde Rusia ya han comentado que es curioso que Sandu por un lado pida la retirada de tropas rusas de un territorio que considera suyo, pero que se niegue a aceptar las deudas de ese mismo territorio.

Aun así, es prácticamente imposible que se hable de un escenario bélico para la cuestión transnistria. Moldavia no es Azerbaiyán, es un país mucho más pobre y sus fuerzas armadas no están en disposición de llevar a cabo operaciones de esa envergadura. Además la sola presencia de tropas rusas hace que esto sea irrealizable. La propia Sandu también ha dicho que solo ve una solución diplomática.

Además la propia Moldavia es un estado altamente polarizado, mirando a Occidente y Oriente. Es el país más pobre de Europa con un alto grado de migración laboral. Habrá que ver como evoluciona la situación cuando Sandu entre en posesión, con un parlamento que le es hostil, y con poco poder real en manos del presidente.