La OTAN, la URSS y Rusia: 70 años de tira y afloja
08:30 15/04/19
El 4 de abril de 1949, doce países de América del Norte y Europa Occidental firmaron el Tratado del Atlántico Norte en Washington, que dio origen a la OTAN. Desde el principio, el bloque occidental tenía como objetivo la protección de sus miembros contra un posible conflicto con la URSS. La Unión Soviética, y luego Rusia, percibieron y siguen percibiendo la OTAN como una amenaza para su seguridad. Sin embargo, durante los 70 años de existencia de la alianza la posible incorporación de Rusia se ha planteado varias veces.
La fundación de la OTAN
Discours Truman / Fondation Otan / akg / Scanpix / LETA La Unión Soviética quiso unirse a la OTAN en 1954 o por lo menos quería hacer al mundo creerlo. En 1949, cuando se creó la Organización, la Guerra Fría amenazó con entrar en una fase activa. El golpe comunista en Checoslovaquia y el bloqueo de las tropas soviéticas de Berlín Occidental se convirtieron en la razón inmediata para cerrar un tratado militar entre los países occidentales. Tras terminar la Segunda Guerra Mundial, esta parte de la ciudad estaba bajo el control de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, mientras que la Unión Soviética intentó, sin éxito, suplantar el ejército occidental. El carácter anticomunista del nuevo bloque era obvio y no se ocultaba específicamente. En marzo de 1954, Moscú presentó una propuesta inesperada en la que la URSS buscaba unirse a la OTAN. La jugada había sido precedida por un intrincado juego diplomático que tenía como objetivo decidir el futuro de Alemania. Después de la guerra, el estado se dividió entre la República Democrática Alemana (RDA) pro-soviética en el este y la República Federal de Alemania (RFA), de orientación capitalista, en el oeste. La Unión Soviética oficialmente abogaba por restituir un solo país, pero neutral y desmilitarizado. Los países del Occidente no lo veían claro recelando que tarde o temprano los comunistas llevaran a cabo un golpe de estado en Alemania y esta se pusiera en la órbita de la influencia soviética, como ya había ocurrido en muchos países de Europa del Este. Además, hubo temores de que la Alemania reunificada se convirtiera en una amenaza a la paz, como había sucedido antes de la Primera y Segunda Guerra Mundial. La URSS, a su vez, tenía miedo de que la RFA independiente ingresara a la OTAN y que las fuerzas de la alianza se acercaran mucho a los territorios del bloque socialista. En ese momento la Unión Soviética estaba en una posición menos ventajosa: su poder económico y militar era muy inferior al occidental, y existían desavenencias entre los países del campo socialista. Fue la razón por la que era principalmente Moscú la que buscaba un consenso. Para resolver la cuestión alemana, el Ministro de Relaciones Exteriores de la URSS, Viacheslav Mólotov, propuso que la RDA y la RFA, así como todos los demás países europeos, firmaran un acuerdo de seguridad colectiva con la URSS. Todos los países signatarios del acuerdo se comprometían a ayudar en el caso de que uno de los países miembros sufriera de una agresión externa. La propuesta de Mólotov recogía que Estados Unidos solo podía asumir el papel de observador; si se producía un conflicto soviético-estadounidense, los países de Europa occidental seguirían siendo sus testigos sin derecho a participar. La propuesta, según uno de los negociadores, fue recibida con un “estallido de risa” de los diplomáticos occidentales. Posteriormente, Mólotov redactó una carta detallada a otros líderes soviéticos en la que sugirió ir más allá y anunciar públicamente un posible intercambio: Estados Unidos se convertiría en un miembro plenipotenciario del acuerdo de seguridad colectiva, y la URSS ingresaba en la OTAN. Al mismo tiempo, el Ministro de Relaciones Exteriores no albergaba excesivas esperanzas a que la solicitud fuera satisfecha y tampoco ocultaba que esta idea tenía un significado propagandístico: al recibir un rechazo casi inevitable, sería posible demostrar al mundo que la OTAN no fue creada para la defensa, sino para la lucha activa contra la URSS y los países socialistas. El Occidente percibió la propuesta como un acto de relaciones públicas. En su respuesta, la OTAN hizo hincapié en que la entrada de la URSS era imposible, ya que el bloque no legitimaría el control soviético sobre Europa del Este, a la vez que el sistema soviético no cumplía con los estándares de democracia existentes en otros países de la alianza. Según el historiador británico Jeffrey Roberts, Mólotov realmente admitía la posibilidad de que la URSS pudiera unirse a la OTAN. Ahora bien, el objetivo no era terminar la Guerra Fría, sino quitarle a Estados Unidos la ventaja que le daba la pertenencia a esta organización. En 1955, la República Federal de Alemania se convirtió en un miembro de la OTAN, lo que significó que la URSS había fracasado en su intento de desmilitarizar Alemania. En respuesta, los países socialistas, incluida la RDA, firmaron el Pacto de Varsovia. Fue el momento en el que el mundo se dividió definitivamente en dos bloques militares.
Discours Truman / Fondation Otan / akg / Scanpix / LETA La Unión Soviética quiso unirse a la OTAN en 1954 o por lo menos quería hacer al mundo creerlo. En 1949, cuando se creó la Organización, la Guerra Fría amenazó con entrar en una fase activa. El golpe comunista en Checoslovaquia y el bloqueo de las tropas soviéticas de Berlín Occidental se convirtieron en la razón inmediata para cerrar un tratado militar entre los países occidentales. Tras terminar la Segunda Guerra Mundial, esta parte de la ciudad estaba bajo el control de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, mientras que la Unión Soviética intentó, sin éxito, suplantar el ejército occidental. El carácter anticomunista del nuevo bloque era obvio y no se ocultaba específicamente. En marzo de 1954, Moscú presentó una propuesta inesperada en la que la URSS buscaba unirse a la OTAN. La jugada había sido precedida por un intrincado juego diplomático que tenía como objetivo decidir el futuro de Alemania. Después de la guerra, el estado se dividió entre la República Democrática Alemana (RDA) pro-soviética en el este y la República Federal de Alemania (RFA), de orientación capitalista, en el oeste. La Unión Soviética oficialmente abogaba por restituir un solo país, pero neutral y desmilitarizado. Los países del Occidente no lo veían claro recelando que tarde o temprano los comunistas llevaran a cabo un golpe de estado en Alemania y esta se pusiera en la órbita de la influencia soviética, como ya había ocurrido en muchos países de Europa del Este. Además, hubo temores de que la Alemania reunificada se convirtiera en una amenaza a la paz, como había sucedido antes de la Primera y Segunda Guerra Mundial. La URSS, a su vez, tenía miedo de que la RFA independiente ingresara a la OTAN y que las fuerzas de la alianza se acercaran mucho a los territorios del bloque socialista. En ese momento la Unión Soviética estaba en una posición menos ventajosa: su poder económico y militar era muy inferior al occidental, y existían desavenencias entre los países del campo socialista. Fue la razón por la que era principalmente Moscú la que buscaba un consenso. Para resolver la cuestión alemana, el Ministro de Relaciones Exteriores de la URSS, Viacheslav Mólotov, propuso que la RDA y la RFA, así como todos los demás países europeos, firmaran un acuerdo de seguridad colectiva con la URSS. Todos los países signatarios del acuerdo se comprometían a ayudar en el caso de que uno de los países miembros sufriera de una agresión externa. La propuesta de Mólotov recogía que Estados Unidos solo podía asumir el papel de observador; si se producía un conflicto soviético-estadounidense, los países de Europa occidental seguirían siendo sus testigos sin derecho a participar. La propuesta, según uno de los negociadores, fue recibida con un “estallido de risa” de los diplomáticos occidentales. Posteriormente, Mólotov redactó una carta detallada a otros líderes soviéticos en la que sugirió ir más allá y anunciar públicamente un posible intercambio: Estados Unidos se convertiría en un miembro plenipotenciario del acuerdo de seguridad colectiva, y la URSS ingresaba en la OTAN. Al mismo tiempo, el Ministro de Relaciones Exteriores no albergaba excesivas esperanzas a que la solicitud fuera satisfecha y tampoco ocultaba que esta idea tenía un significado propagandístico: al recibir un rechazo casi inevitable, sería posible demostrar al mundo que la OTAN no fue creada para la defensa, sino para la lucha activa contra la URSS y los países socialistas. El Occidente percibió la propuesta como un acto de relaciones públicas. En su respuesta, la OTAN hizo hincapié en que la entrada de la URSS era imposible, ya que el bloque no legitimaría el control soviético sobre Europa del Este, a la vez que el sistema soviético no cumplía con los estándares de democracia existentes en otros países de la alianza. Según el historiador británico Jeffrey Roberts, Mólotov realmente admitía la posibilidad de que la URSS pudiera unirse a la OTAN. Ahora bien, el objetivo no era terminar la Guerra Fría, sino quitarle a Estados Unidos la ventaja que le daba la pertenencia a esta organización. En 1955, la República Federal de Alemania se convirtió en un miembro de la OTAN, lo que significó que la URSS había fracasado en su intento de desmilitarizar Alemania. En respuesta, los países socialistas, incluida la RDA, firmaron el Pacto de Varsovia. Fue el momento en el que el mundo se dividió definitivamente en dos bloques militares.