La energía nuclear en España (parte II): la seguridad nuclear

El pasado 31 de octubre, la empresa pública Enresa comenzó el desmontaje de la cúpula del edificio de contención de la central nuclear José Cabrera (Zorita) que se encuentra en Guadalajara, como parte de la fase final del desmantelamiento. Zorita fue la primera nuclear del Estado en cesar su actividad (30 de abril de 2006) al llegar a la fase final de su vida operativa. Le siguió Garoña, el 16 de diciembre de 2012. En un escenario donde poco a poco se van cerrando las centrales nucleares más antiguas, el parque se encuentra cada vez más envejecido y no se atisba ningún plan de construcción de nuevas instalaciones la energía nuclear tiene los días contados en el país del sol, o eso parece.  En este capítulo analizamos el concepto de seguridad nuclear y cómo se aplica en el Estado.

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La energía nuclear en España (parte II): la seguridad nuclear

Introducción

En cualquier país que dispone de centrales nucleares el hecho de que haya incidentes de escasa o nula gravedad es una cosa habitual. Son fenómenos que se registran casi diariamente. Los accidentes de poca o moderada gravedad ocurren con bastante menos frecuencia, y en muchos casos los efectos o los daños se limitan al interior de la central. Los accidentes que generan situaciones de peligro radioactivo tanto en la central como en las zonas aledañas ocurren con muy poca frecuencia. A escala global, los accidentes  más graves ocurren cada 25 años, tales como las sufridas por el reactor número cuatro de Chernobíl y los reactores de Fukushima Daiichi. La gravedad de los accidentes nucleares se clasifica, normalmente, según la escala INES.

Como en todo proceso industrial donde la tecnología está presente, ocurren anomalías o fallos que interrumpen el normal funcionamiento de los sistemas. Las centrales nucleares están diseñadas para operar con múltiples sistemas de defensa (defensa en profundidad). Ante cualquier evento que pueda alterar el normal funcionamiento de la central, los sistemas de seguridad actúan con el objetivo de evitar cualquier tipo de situación de peligro. La combinación que se da entre estos sistemas de seguridad y la actuación de los operarios mantienen unos elevados estándares de seguridad. No obstante, a veces, si los sistemas o instrumentos fallan o si se producen errores del operario (a veces se dan los dos hechos a la vez) se pueden producir accidentes graves.  En el caso de un accidente grave o de máxima gravedad, aparte del componente tecnológico (un fallo crítico, por ejemplo) entra en juego otro factor, incluso más importante: el factor humano. En este tipo de accidentes intervienen numerosas variables. El factor tecnológico y humano van de la mano siempre en las grandes catástrofes.

La seguridad nuclear en España

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) es el único organismo competente en España en materia de seguridad nuclear y protección radiológica. Según el CSN, el Consejo «es un ente de Derecho Público, independiente de la Administración General del Estado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, que se rige por su Estatuto y rinde cuentas al Congreso de los Diputados y al Senado. La misión del CSN es proteger a los trabajadores, la población y el medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, consiguiendo que las instalaciones nucleares y radiactivas sean operadas por los titulares de forma segura, y estableciendo las medidas de prevención y corrección frente a emergencias radiológicas, cualquiera que sea su origen».

Todos los días, la web del CSN actualiza los estados operativos de las centrales nucleares españolas con datos facilitados por los titulares de las instalaciones.

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Además, para conocer y vigilar los niveles de radiación en el territorio estatal, se ha establecido un sistema de redes y programas de vigilancia radiológica ambiental. El sistema está integrado por las siguientes redes de vigilancia [para consultar las distintas redes de vigilancia clicad las palabras subrayadas]:

  • Red de vigilancia radiológica en el entorno de las centrales nucleares e instalaciones del ciclo del combustible nuclear (PVRA) de cada una de las instalaciones.

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  • Red de vigilancia radiológica de ámbito nacional no asociada a instalaciones (Revira). Incluye la Red de estaciones de muestreo (REM) y la Red de Estaciones Automáticas (REA)

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Los datos de la REA son compartidos junto con los del resto de países europeos a través de la Plataforma Europea de Intercambio de Datos Radiológicos (EURDEP).

Las emergencias nucleares pueden generar situaciones de riesgo para la población. La legislación española obliga a los titulares de las instalaciones y a los poderes públicos a disponer de planes de emergencia para garantizar la protección de la población en caso de accidente. Según el CSN, se aplica el Plan Básico de Emergencia Nuclear (PLABEN) a las emergencias nucleares originadas en las centrales nucleares en explotación y se establecen los criterios necesarios para planificar, preparar y responder ante cualquier emergencia nuclear. Tal y como afirma el Consejo de Seguridad Nuclear, la respuesta a estas emergencias se estructura en dos niveles:

  • El nivel de respuesta interior comprende los planes que tienen por objeto reducir o mitigar las consecuencias de los accidentes en su origen; su elaboración y aplicación es responsabilidad del titular de la instalación accidentada y es supervisada por el Consejo de Seguridad Nuclear.
  • El nivel de respuesta exterior comprende los planes dirigidos a evitar o, al menos, reducir en lo posible los efectos adversos de las radiaciones ionizantes sobre la población y sus bienes. Este objetivo es responsabilidad conjunta del titular y de las entidades y organismos públicos con competencias y funciones de protección a la población frente a los riesgos nucleares y radiológicos.

Desde el punto de vista de la protección de la población en caso de accidente (sobre todo grave), todos los planes de gestíon de emergencias se encuentran clasificados en el nivel de "respuesta exterior". Estos serían los planes de emergencia de cada central nuclear activa en el Estado:

  • PENGUA - Plan de Emergencia Nuclear Exterior a la Central Nuclear de Trillo (Guadalajara)
  • PENTA - Plan de Emergencia Nuclear Exterior a las Centrales Nucleares de Ascó y Vandellós (Tarragona)
  • PENVA - Plan de Emergencia Nuclear Exterior a la Central Nuclear de Cofrentes (Valencia)
  • PENCA - Plan de Emergencia Nuclear Exterior a la Central Nuclear de Almaraz (Cáceres)
  • PENCRA - Plan de Emergencia Nuclear del Nivel Central de Respuesta y Apoyo

En el caso del Estado español, el incidente más grave (de nivel 3 en la escala INES) ocurrió el 19 de octubre de 1989, en el reactor número uno de la CN de Vandellós.

Hay que mencionar también el caso de la CN de Ascó, donde se registró una fuga de baja intensidad de partículas radioactivas en el año 2007. Aparte de estos sucesos, hasta la fecha, no se han registrado más accidentes serios en las centrales nucleares españolas. Para consultar los diferentes incidentes visitad las siguientes paginas web: 1 y 2

Aunque la probabilidad de que suceda un accidente grave es baja, son fenómenos que por desgracia ocurren. Dependiendo de la magnitud, pueden convertirse en fenómenos que desestabilicen profundamente a un Estado, que tengan un serio impacto negativo en la salud tanto física como psicológica de las personas y que dañen irremediablemente al medio ambiente. En los casos más graves (nivel 7 en la escala INES), las consecuencias adquieren una dimensión internacional.

La fusión de los núcleos y la posterior liberación masiva de radioactividad en el caso de Fukushima Daiichi, por ejemplo, casi provocó una crisis nacional de proporciones incalculables. Este accidente que ya ha provocado más de mil muertes (no relacionadas con la radiación), que ha dañado la salud (aumento de canceres y distintas patologías tanto física como psicológicas) y arruinado la vida de cientos de miles de personas, devastando a una región entera (Tohoku), casi provocó la evacuación masiva de toda el área metropolitana de Tokio.

En el caso de Chernóbil, el sacrificio de decenas de trabajadores y bomberos evitó que los otros tres reactores que componen la central quedaran fuera de control en las primeras horas posteriores al accidente. El sacrificio de más vidas evitó que el reactor accidentado sufriera otra explosión. Miles de vidas perdidas, héroes anónimos que sacrificaron su existencia con el objetivo de salvar a la extinta Unión Soviética y a Europa del holocausto nuclear. Si las otras tres unidades hubieran quedado fuera de control o si el mismo reactor cuatro hubiera sufrido otra explosión, Bielorrusia, Ucrania y una parte de la Federación Rusa serían hoy, probablemente, la zona muerta. Chernóbil ha borrado la vida de cientos de miles de personas, son millares las personas que sufren las consecuencias hoy en día.