Repasando el mapa se ve que pocos estados actuales se libran de una modificación importante de sus fronteras. Así por ejemplo Alemania, Francia, Italia, España o Rusia verían como en sus fronteras aparecen varios estados más, aunque no todos ellos con reivindicación histórica. Aun así todos retendrían un núcleo de su estado con la capital actual. 

Otros países en cambio sufrirían poca o ninguna modificación, caso este de Bulgaria, Bielorrusia, Croacia, Estonia, Letonia, Polonia, Portugal, Suiza o Grecia, esta última solo perdería Creta. Otros países perderían una buena parte de territorio, pero dejando una parte importante intacta, como Turquía, que perdería una parte para un hipotético Kurdistán, o Ucrania, que perdería el sureste del país para una hipotética Nuevarrussia. 

En Escandinavia destacaría la aparición de un gran estado de Laponia, con territorios de Noruega, Suecia y Finlandia. En los Balcanes la división se haría aun mayor, perdiendo casi todos los estados partes para crear otros estados, a excepción de Hungría, que ampliaría su territorio actual a costa de la zona de Rumanía dónde vive una importante minoría húngara. Otro estado que ampliaría su territorio sería Irlanda al absorber a Irlanda del Norte.