En el mundo de la política, como en otros muchos ámbitos de la vida, la mujer siempre ha estado históricamente un paso por detrás del hombre. Hasta el siglo XX solo ellos tenían derecho a votar y ellas por no poder, ni podían pertenecer a la clase política. En el caso de España, las mujeres no pudieron acudir a los colegios electorales hasta el año 1933 y en 2007 se dio un gran paso al frente en esta materia al aprobarse la Ley de Igualdad, que entre otras cosas defendía la paridad en las candidaturas políticas. A partir de entonces se estableció que ningún sexo pude superar el 60% ni ser inferior al 40% en cada tramos de cinco diputados.

Pero en la actualidad todavía el género femenino va un paso por detrás en política. Si tenemos en cuenta los últimos datos ofrecidos por Inter Parlamentary Union, comprobamos que en la mayoría de los países el número de mujeres parlamentarias está bastante por debajo de esta cifra. El único que lo cumple, y que por lo tanto es el país con mayor presencia femenina en su parlamento es Ruanda, en el que un 61,3% de quiénes lo forman son mujeres. Este hecho coloca a el país africano como referente, que también destaca porque fue el primero del mundo en tener más de la mitad de su gobierno compuesto por mujeres. Pero desgraciadamente esto no lo convierte en un país igualitario, ya que según la ONU, los índices de violencia domestica allí son bastante altos.

Según el listado proporcionado por Politibot, el segundo puesto es para Cuba y el porcentaje de mujeres en su parlamento ya desciende hasta el 53,2%. Además, hay otros casos como Bolibia, México o Namibia en los que el porcentaje de mujeres parlamentarias supera el 45%. España ocupa el puesto número 16, dónde de los 350 escaños parlamentarios, 137 pertenecen a representantes femeninas, lo que supone un 39% del total.

En el lado de los países que cuentan con menor número de parlamentarias encontramos a algunos como Irán o Tailandia con un tímido 5%, las Maldivas o el Líbano con un 4% de representantes femeninas, Haití con un 2%, Imán con un 1% y algunos casos como Yemen o Papúa Nueva Guinéa en los que no hay ninguna mujer en sus parlamentos.