Se llamaba Tazón de lavado automático (Auto Car Bowl) y probablemente existió hasta que aparecieron los autolavados de coches, tales como los conocemos hoy (en 1959). Esta foto fue tomada en Chicago, 1924. Probablemente usaron este método para quitar el estiércol, abundante en las carreteras de aquel entonces, de la parte inferior de los vehículos. Claro que no había ni mangueras a presión ni nada por el estilo, así que la manera de llevarlo a cabo fue mucho más rudimentaria: inundar una plaza. Una plaza llena de agua por la que los coches daban vueltas a unos 20 km/h, hasta que todo el estiércol se desprendía de las ruedas. La idea que podría ser descrita como primaria era, a la vez, brillante, ya que cumplía con su cometido de manera totalmente efectiva y, de este modo, se quedaban los coches más limpios que un San Luis. Fuente: Drive Smart, Telegram