Felipe González vende a Volkswagen el 51% de las acciones de SEAT

El 9 de junio de 1986, el "socialista" Felipe González decidía vender las acciones que poseía el Estado español de la empresa automovilística SEAT a la alemana Volkswagen. Era una más de las múltiples privatizaciones que se produjeron en esa época, y que desencadenaron masivas movilizaciones obreras, aunque de poco sirvieron. A día de hoy todavía arrastramos los problemas derivados de esas privatizaciones masivas que desmantelaron la industria nacional, auspiciadas por el PSOE. 

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El proceso de privatizaciones masivas y desmantelamiento de la industria iniciado por el PSOE de González desencadenó importantes movilizaciones obreras.
Felipe González vende a Volkswagen el 51% de las acciones de SEAT

Superado el aislamiento internacional posterior a la guerra civil, comienza en España un periodo de industrialización caracterizado por la creación de empresas públicas, las "Empresas Nacionales", para la producción de bienes de equipo en España con un máximo de componentes de fabricación doméstica. En este contexto se crea SEAT, con el objetivo de surtir de automóviles a un parque móvil obsoleto, que había llegado a disminuir en un 40% al final de la guerra civil y que se nutría de las escasas importaciones posibles hechas en valiosas divisas.

Con la llegada de la democracia a España, el INI, heredero de las viejas empresas nacionales, decide vender o cerrar las empresas públicas deficitarias - entre las que SEAT había pasado a estar en muy pocos años - en un proceso que se denominó "reconversión industrial", cuyo cometido era adaptarse a una industria de libre mercado que compitiera directamente con el resto de Europa.

Ya en 1986, el Estado se empieza a desprender de su participación accionarial pasando a Volkswagen A.G, primero igualando las acciones al 51% para pasar a un 75% a final de ese año, pasando a ser el accionista mayoritario y que le daba el compromiso entre otros de impulsar la nueva factoría que se estaba construyendo para la marca SEAT. La solución tomada por el gobierno de Felipe González que propició la venta fue la inyección en la caja de SEAT de 180.000 millones de pesetas, para después vender un primer paquete accionarial a Volkswagen por 40.000 millones de pesetas.