El cómic Sabrina arranca jugando a ser un thriller minimalista, su autor,
Nick Drnaso, genera un ambiente esterilizado, trazado en finas líneas y colores pastel, para dar paso a algo mucho más complejo y reflejar una sociedad permanentemente sometida a información y estímulos ,dominada por el poder de las redes sociales e internet y mostrando las reacciones viscerales de los protagonistas.

Una joven de 27 años, Sabrina Gallo, desaparece. Pero no es su secuestro, o su posible asesinato, la búsqueda del culpable ni los motivos del crimen lo que importa en Sabrina , publicado por la editorial Salamandra Graphic, sino la devastación que su ausencia causa en las vidas de su hermana, su novio y un viejo amigo de este.

Personajes anodinos, desorientados y frustrados, seres imperfectos que gestionan sus emociones de una manera lamentable y que ven impotentes cómo las redes sociales, internet, los medios de comunicación sensacionalistas y la opinión pública se ceban en su desgracia y explotan el morbo. Aquí es donde la crítica de Drnaso se vuelve más feroz, reflejando el ruido, la controversia, pero sobre todo la desinformación, las fake news que terminan reinando en los medios sin el menor atisbo de remordimientos o conciencia. Líderes de opinión que fomentan la conspiranoia sobre los movimientos secretos del gobierno y que en su delirio arrastran a sus seguidores, sean inconscientes o ignorantes.

Este segundo cómic de Nick Drnaso (1989, Palos Hills, Illinois) hizo historia el año pasado al convertirse en la primera novela gráfica nominada al Man Booker, el prestigioso premio literario a la mejor novela en lengua inglesa y acaba de llegar la edición española a las librerías. Aunque no ganó el premio si que gano el respeto de muchos de los que aún minusvaloran el mundo de la viñeta.

Aún así el autor, que sí gano el premio de Los Angeles Times a la mejor novela gráfica por su primera obra Beverly, a sabiendas de la controversia por esta nominación, opina que "cómic y literatura son dos formas de arte diferentes" y que sería mejor que concurrieran a los premios en categorías separadas "porque así los cómics no serían percibidos como una amenaza para la literatura".