Es capaz de aguantar hasta seis horas seguidas respirando bajo el mar no obstante, cada creación le toma de dos a seis inmersiones, en ellas ofrece a los espectadores una visión de lo que ve mientras se encuentra debajo de la superficie, desde coloridos arrecifes de coral hasta simpáticos bancos de peces y les da su estilo particular gracias a una técnica de pintura en agua salada. Luego las vende o expone por algo más de 2.000 euros. También señala que sus métodos son amigables con el ambiente, con lo que se asegura de no dejar un impacto negativo en el mar, su “fuente infinita de inspiración y energía”.