Una nube radioactiva (inofensiva) procedente de Chernóbil cruza Europa

La central nuclear de Chernóbil ha vuelto a colocarse en el centro de la atención mundial debido a los incendios forestales que se han adentrado en las superficies boscosas de la zona de exclusión de 30km, gravemente afectada por el accidente que sufrió la planta en 1986. El fuego ha generado una nube radioactiva de muy baja intensidad que se ha extendido por Ucrania, Bielorrusia, Rusia y la Unión Europea. Según los expertos no reviste de ningún peligro para la salud. Por otro lado, este suceso nos sigue mostrando lo vulnerables que somos a escala global hacia los peligros que nosotros mismos creamos y que aún hoy seguimos sin poder controlar. 

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Una nube radioactiva (inofensiva) procedente de Chernóbil cruza Europa

El 26 de abril de 1986, a la 1:23:58 de la madrugada, la cuarta unidad de la central nuclear de Chernóbil sufrió una explosión devastadora. Pocos segundos después, una segunda explosión destrozó el interior del reactor, dejando al aire libre el núcleo. La explosión se produjo debido a una incontrolable subida de potencia, escasos 54 segundos después de que comenzara una prueba técnica que pretendía mejorar la seguridad de la unidad y que se efectuó sin éxito en numerosas ocasiones previas. El accidente se debió a una compleja y explosiva mezcla entre los fallos de diseño presentes en el reactor (ocultados por las autoridades competentes a los operadores) y los errores cometidos por los operarios.

La explosión del cuarto reactor produjo una liberación masiva de decenas de isótopos radioactivos que contaminaron gravemente ciertas regiones de Ucrania, Bielorrusia y la Federación Rusa. En estos lugares, el mismo entorno natural que proporcionó durante cientos de años el sustento necesario para los habitantes de la zona se convirtió en una amenaza que a día de hoy sigue siendo peligrosa.

Mapa que muestra la contaminación por cesio-137 en Bielorrusia, Rusia y Ucrania

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La nube radioactiva de 1986

         

Incendios forestales: un riesgo habitual

Todos los años, los bosques circundantes a la CN de Chernóbil sufren incendios que liberan las substancias radioactivas que fueron absorbidas por la vegetación local en gran cantidad. Estos últimos días, las autoridades ucranianas han estado combatiendo las llamas que se han extendido por la zona de exclusión e incluso han llegado a las cercanías (1km aproximadamente) de la planta nuclear siniestrada y de varios depósitos que almacenan residuos radioactivos.

Aproximadamente 400 bomberos y 90 vehículos aéreos y terrestres especializados, incluidos aviones y helicópteros con capacidad de rociado, han sido movilizados desde hace más de una semana para controlar los incendios. Según algunas estimaciones, el área quemada alcanza aproximadamente 20.000 hectáreas.

Según las autoridades ucranianas, el esfuerzo de los bomberos y las lluvias han ayudado a recudir los incendios activos en la zona de exclusión de Chernóbil. El marte 14 de abril, aseguraron que los incendios estaban controlados. Además, las imágenes satelitales del 15 de abril mostraban que no se observaban más puntos de fuego en los territorios más contaminados.

Liberación de radiación y nube radioactiva

Las mediciones de la tasa de dosis gamma ambiental cerca de las áreas afectadas por el fuego no revelan valores anormales. Estos dispositivos, no obstante, solo son capaces de detectar accidentes radiológicos. Por lo tanto, la radioactividad liberada a la atmósfera por los incendios no fue lo suficientemente alta como para ser detectado por estos dispositivos.

Por otro lado, se han realizado mediciones mucho más sensibles por parte de los distintos cuerpos científicos de Ucrania y han publicado los datos relativos a la actividad del cesio-137 (uno de los isotopos radioactivos más comunes presentes en la zona de exclusión) en el aire.

Según el Institut de Radiprotection et de Sûreté Nucléaire (IRSN), en Kiev, las actividades más elevadas de cesio-137 en el aire se registraron del 9 al 11 de abril: 470 micro becquerel/metro cubico (µBq/m3) desde el 9 hasta el 10 de abril; 700 µBq/m3 desde el 10 de abril hasta el 11. Un valor de 1.200 µBq/m3 durante la noche del 4 al 5 de abril también ha sido reportado por las autoridades competentes ucranianas, pero este hecho no ha sido confirmado. 

Estos valores son «significativamente más altos» que los valores habitualmente medidos de cesio-137 en el aire de Kiev, según afirma el IRSN. «Muestran la evidencia del paso de masas de aire contaminadas», afirma el instituto francés, y concluye que los niveles «son moderados y no tienen consecuencias para la salud». No obstante, subraya que en la zona de exclusión de Chernóbil se observa una contaminación mayor. 

La cantidad de radiación emitida por los incendios entre el 3 y el 13 de abril sería alrededor de 200 GBq en total, según afirma el IRSN y subraya el hecho de que se creó una nube radioactiva que cruzó Europa.

Modelización de la dispersión de la nube radioactiva sobre Europa. Los triángulos rojos representan las ubicaciones del fuego de los incendios y los puntos azules las estaciones de medición en Ucrania. 

Por ejemplo, se calcula que las masas de aire del área de los incendios que ocurrieron entre el 5 y el 6 de abril pudieron llegar a Francia durante la noche del 7 de abril. Hasta el 14 de abril, estas masas de aire contaminadas cubrieron casi la totalidad del país galo. Los niveles de radioactividad esperados en Francia son «extremadamente bajos», según subraya el IRSN. Tal y como se muestra en el modelo, las masas de aire contaminadas también alcanzaron España. No obstante, como en el caso de Francia, hay que subrayar los niveles extremadamente bajos que han sido proyectados.

Las emisiones que ocurrieron entre el 9 y el 11 de abril serían «más significativas», según esta misma fuente. Las condiciones climáticas que prevalecieron hasta el 14 de abril favorecieron el transporte de masas de aire contaminado a Bielorrusia, sur de Ucrania, este de Rumania y Bulgaria. Estas emisiones no han llegado ni a Francia ni a España hasta la fecha.

El impacto 

El IRSN ha llevado a cabo una estimación del impacto de los incendios según diferentes escenarios:

En el caso de un bombero que trabajó durante 100 horas en la zona de exclusión, en un ambiente con un nivel de actividad de 1 Bq/m3 (1.000.000 µBq/m3) de cesio-137 y 1 Bq/m3 de estroncio-90, la dosis calculada debido a la inhalación del humo radioactivo procedente de los incendios sería aproximadamente de 13 micro sievert (µSV).

Esta dosis es «mucho más baja» que la dosis resultante de la exposición externa a la que se ven sometidos los bomberos debido a la radiación que emite la tierra contaminada que, en la zona de exclusión, es muy a menudo superior a 1 µSv/h, según el IRSN. Por poner un ejemplo cercano y que nos ayudará a entender mejor todo lo relativo a las dosis, la tasa de dosis gamma diaria y mensual en San Sebastián es de 0.06 µSv/h, es decir, un 1567% menos.

Para un residente adulto de Kiev expuesto durante unos días a las masas de aire contaminadas, la dosis de radiación recibida es inferior a 1 nano sievert (1 nSv=0.001µSv), que es «extremadamente débil».

El IRSN completó su evaluación considerando la exposición debido a la ingesta de alimentos contaminados en Ucrania, cerca de la zona del desastre, afectados por la acumulación de ceniza radioactiva transportada por la nube contaminada. La evaluación se realizó suponiendo el consumo de 500 gramos de vegetales de hoja por día por un periodo de dos meses. La dosis efectiva para un adulto alcanzaría, después de dos meses de consumo, 30 µSv para el estroncio-90 y 15 µSv par el cesio-137. Según el organismo francés esta exposición es «baja».

El impacto resultante de la inhalación de radioactividad transportada por las masas de aire que llegaron a Francia sería «insignificante», según el instituto francés. En el caso del Estado español, según el modelo francés, el impacto sería irrelevante también.