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La naturaleza única de la guerra libia despierta rumores sobre "francotiradores rusos"

Tal ha sido el interés  sobre "francotiradores rusos en Libia" que el mismo Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia se ha visto obligado a refutar la información. Sin embargo, cualquiera que sea la fuente de esta especulación, la sola aparición de semejantes rumores en los medios de comunicación occidentales se ha convertido en un signo de cuán paradójico y único desde el punto de vista militar se está desarrollando la guerra civil en Libia.
francotirador
Foto: Juan Teixeira
La naturaleza única de la guerra libia despierta rumores sobre "francotiradores rusos"

Artículo original de Evgeniy Krutikov // Traducción de Alla Ovchinnikova

 

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia calificó  de “infundios" los informes de los medios estadounidenses sobre la presunta presencia en Libia de cientos de "mercenarios" militares rusos, incluidos francotiradores. El viceministro de Relaciones Exteriores, Serguei Ryabkov, afirmó: "No creemos que haya razón para tales acusaciones y conjeturas, pero esta no es la primera vez que los medios estadounidenses difunden todo tipo de fábulas, rumores maliciosos e infundios referentes a nosotros". Según Ryabkov, Moscú actúa en aras de resolver el conflicto en Libia, apoya a quienes influyen en la situación, entre otras cosas, a través de la ONU.

Anteriormente, The New York Times había publicado un extenso artículo sobre la situación en Libia, que afirma que recientemente 200 "mercenarios rusos", incluidos francotiradores, han llegado a ese país. La publicación hace referencia a varios funcionarios del gobierno en Trípoli y cinco funcionarios europeos anónimos. Se alega que el Kremlin está fortaleciendo su presencia militar en Libia proporcionando asistencia al ejército del general Haftar. Un lector estadounidense debería tener la impresión de que es hora de salvar la democracia libia  representada por el gobierno en Trípoli, porque de lo contrario Rusia pronto se apropiará de todo el petróleo, mientras que el petróleo libio, presumiblemente, sería útil para Estados Unidos.

¿Pruebas?

El artículo no solo no cita a los "mercenarios" en sí, sino que ninguna de las personas que el autor tiene como fuentes  los ha llegado a ver. Un libio dice que vio a distancia a algunos combatientes camuflados. Puso especial atención en sus zapatos: eran diferentes, mientras que algunos incluso estaban descalzos. También dispararon cartuchos "del tamaño de un dedo", dice el testigo. Para mayor claridad, el artículo está ilustrado con una fotografía en la que un hombre de evidente apariencia árabe camuflado y con un viejo Kaláshnikov corre descalzo.

En el mundo árabe, como en Turquía e Irán, la exhibición de las plantas de los pies o las suelas de los zapatos se considera un gesto extremadamente ofensivo. Es por  eso que el lanzamiento simbólico de zapatos a los políticos está tan extendido (asimismo, los árabes se indignan por el hábito estadounidense de poner los pies sobre la mesa). Pero los beduinos libios tienen su propio punto de vista sobre los zapatos, y muchos realmente luchan descalzos porque están  acostumbrados a caminar sobre la arena caliente desde la infancia. La razón por la que NYT usó la anécdota sobre los "rusos descalzos” sigue siendo un enigma.
El argumento principal, que supuestamente debería confirmar la presencia de cientos de rusos en los frentes libios fueron las observaciones en el hospital de Trípoli.

El autor del artículo alega que en el último mes el carácter de las lesiones en los pacientes ha cambiado radicalmente. Antes se trataba principalmente de pequeñas laceraciones con fragmentos de pequeños dispositivos explosivos, con los que están equipados los drones utilizados durante el conflicto. Hace poco, sin embargo, empezaron a llegar las víctimas con heridas de bala, similares a las que producen las armas de francotirador. Con base en esta declaración, no confirmada de ninguna manera, se concluye que unos francotiradores profesionales aparecieron en el bando del general Haftar.

Para ponerle la guinda al pastel, el  artículo de NYT cita a  un "funcionario europeo anónimo" que declara que estas lesiones son muy similares a las "que se observaban en Ucrania". Es lamentable que no sepamos el nombre de este experto, ya que tenemos varias preguntas para él. En primer lugar, ¿de dónde viene ese conocimiento? En segundo lugar, ¿cómo pudo comparar las heridas en el Donbass y en Libia? ¿Estaban etiquetadas como tales? ¿O las heridas de bala son de alguna manera visualmente diferentes según en qué área geográfica fueran recibidas? Todo el texto se basa en este tipo de pruebas traídas por los pelos.

El desarrollo de la guerra en Libia

Ahora bien, vale la pena explicar en qué se ha convertido la guerra civil en Libia en el último año y por qué es realmente importante.
La guerra civil en Libia se lleva a cabo de manera amateur. Pero precisamente debido a esta manera diletante el número de víctimas es varias veces inferior en comparación con una guerra en la que se implican los profesionales. El bajo nivel de entrenamiento de la infantería local supuso que alguien muy inteligente y cercano al general Haftar decidió abandonar por completo las batallas de infantería clásicas, por lo que el ataque a Trípoli se detuvo por sí solo. Cuando un grupo de beduinos hace una incursión a otro, el asalto no conlleva un avance en la línea del frente. La naturaleza amateur de las operaciones militares llevó al hecho de que, paradójicamente, fue en Libia donde comenzó el uso masivo de las armas más modernas y de alta tecnología en la Tierra: los vehículos aéreos no tripulados (UAV).

Haftar, con la colaboración de  los EAU, compró drones de combate chinos Wing Loong por un costo de dos millones de dólares cada uno y comenzó a bombardear emplazamientos  de pequeños grupos yihadistas en las afueras del sur de Trípoli. Al principio, los beduinos se desbandaban horrorizados y, uno tras otro, dejaban de fumar, dado que entre estos antiguos camelleros había un rumor de que los drones identificaban el humo dentro de los automóviles. A la atención de la Organización Mundial de la Salud: tal es la contribución de la industria china a la lucha contra el tabaquismo.

Tras recuperarse del primer choque, el gobierno de Trípoli pidió ayuda a su principal patrón militar, Turquía; pronto les llegaron los Bayraktar TB2, drones de combate de fabricación turca similares a los chinos. "Los turcos nos han salvado", dijo el Ministro del Interior del gobierno en Trípoli, Fathi Bushaga. Aquí es donde comienza la "guerra de los drones". Esto puede parecer tomas de una película de ciencia ficción, pero últimamente se han registrado más de 900 salidas de drones en el cielo sobre Trípoli. Todas unas flotillas aéreas de UAV  se enfrentan una en contra de la otra, mientras que en la tierra se aprecia un verdadero desmadre medieval. Lo que sucede en el aire y en la tierra se asemeja a dos realidades paralelas. En una, los punteros vehículos no tripulados lo arrasan todo en la tierra, y en la otra, los beduinos descalzos con ametralladoras huyen de ellos, arrojando al suelo colillas de cigarrillos sin terminar. Probablemente, es muy interesante ver este apocalipsis desde fuera, pero surge la pregunta: ¿quién controla todo eso?  Todo está claro con Belqasim Haftar: hay una sede en Bengasi desde la que  personas especialmente instruidas juegan a este “videojuego”. Nadie sabe si entre ellos hay rusos. Nadie sabe si en el mundo entero existen rusos que sepan controlar los drones chinos.

Final de la "guerra de los drones"

Según el autor del artículo en NYT, la "guerra de drones" en Libia ha terminado. Como poco, ha llegado a un equilibrio, se ha jugado una partida y  el juego ha llegado a su fin. Ahora, según una fuente en Trípoli, Haftar y su ejército están dispuestos a volver a la batalla de contacto en el terreno, es decir, a un asalto “clásico” de Trípoli de barrio en barrio. Para esto, supuestamente, se necesitan cientos de mercenarios rusos, ya que no es factible preparar a los beduinos para los combates de infantería. Trípoli está protegido por varias docenas de pequeños grupos yihadistas de diversos grados y una especie de ejército del gobierno que dispone de una flotilla de drones. La mayoría de estos grupos son bandas armadas que no pueden hacer frente a los profesionales.

Sin embargo, hasta ahora nadie ha encontrado a los doscientos "mercenarios rusos" y no los ha pillado in fraganti. Las principales fuentes de estudio de las actividades del Grupo Wagner para la audiencia occidental han sido y siguen siendo los medios liberales rusos, que creen que la existencia de dicha estructura es mala y antidemocrática. Gracias a sus esfuerzos, el Grupo Wagner  se ha convertido en un icono de la propaganda que se utiliza en una variedad de conflictos para promover los intereses de Estados Unidos. Por alguna razón, la existencia de docenas de mercenarios estadounidenses, la Legión Extranjera Francesa y otras organizaciones paramilitares no les interesa.

Los primeros en demonizar a los mercenarios rusos no fueron las agencias de inteligencia extranjeras, sino personas con pasaportes rusos dedicados a la "actividad opositora". De hecho, no les importa realmente si hay realmente profesionales militares rusos en Libia o no; lo que vale es declararlo. En teoría, el patrón de la guerra en Libia  efectivamente podría cambiar nuevamente a la clásica lucha de infantería. La primera "guerra de aviones no tripulados" en la historia humana ha demostrado su eficacia limitada. Sí, al principio los beduinos huirán, pero el territorio que ellos dejan la tienen que ocupar otras personas. No tiene sentido conjeturar si expresamente en Libia esas personas serán "mercenarios rusos" o alguien más. Es mucho más importante poner de manifiesto que las actividades de los grupos armados profesionales (si las hay) no están sujetas a ataques políticos. En general, es incomprensible por qué la actividad de la política exterior rusa o el trabajo de los mercenarios  en el extranjero es a priori declarado como algo malo por el público liberal, mientras que la actividad de otras legiones extranjeras no se somete a la crítica. Quizás, la explicación yace en la idea que tan bien expresó George Orwell: “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”.