La productora audiovisual Globomedia llevaba cerca de un mes publicitando lo que sería su nueva serie Maras. Ver,oir y callar. Una página web, perfiles en redes sociales, un tráiler, así como carteles en la calle aumentaron la expectación de la serie sobre las “maras”, como Salvatrucha de la que ya les hablamos en Eulixe, un tipo de pandillas organizadas, muy violentas particularmente poderosas y que operan esencialmente en tres países centroamericanos: El Salvador, Honduras y Guatemala, donde pueden llegar a generar una situación de peligro generalizado.

Sin duda potentes imágenes y un gran tema para una serie...que en realidad no es.

Tras la apariencia de esta supuesta serie se esconde una campaña de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) con el apoyo de Globomedia (Grupo MEDIAPRO) para denunciar el "muro invisible", que asegura la ONG que se ha levantado en España, a las personas de El Salvador, Honduras y Guatemala que huyen de la violencia de la maras con la negación "de forma sistemática" de sus peticiones de asilo.

La serie se iba a estrenar en la web creada para la ocasión pero en el día del supuesto estreno, miles de seguidores pudieron descubrir que Maras. Ver, oir y callar no tiene actores, ni guion, ni efectos especiales… En su lugar, han encontrado cinco “episodios” con los verdaderos protagonistas: cinco víctimas reales de estas pandillas violentas, con nombres ficticios peroque cuentan en primera persona sus historias muy reales y crudas y que vieron como era rechazada su petición de asilo en España.

Así conocemos la historia de Jonathan, un hombre que buscó asilo en España después de que él y su hija fueran atacados (en el caso de la niña tambien violada) por un grupo de pandilleros en un parque de su ciudad. Otro personaje real es el salvadoreño Marcos, asesinaron a su hermano y le amenazaron de muerte a él. También nos muestran la historia real de Emily, Milagros y Deborah, y de como escaparon de la violencia. La primera, transexual, fue agredida al salir de una discoteca por su condición sexual. La segunda tuvo que marcharse con sus hijas fuera del país porque las estaban obligando a ingresar en una pandilla y para ello habían de ser violadas por todos sus miembros. La tercera víctima, Deborah, fue extorsionada durante años.

La directora de la ONG, Estrella Galán, ha afirmado, en un comunicado, que entiende la decepción de quien esperaba ver esta serie pero la organización consideró que era necesaria "una iniciativa así para hacer ver que las maras no son ficción, sino una realidad cotidiana para miles de personas en Centroamérica que viven en un miedo continuo".

Según las cifras que maneja la ONG, cada vez más víctimas buscan refugio en España, con un total de 4.860 solicitudes de asilo el pasado año, de las que se resolvieron 320 y de ellas, solo 15 ofrecieron protección.