Los periodistas encarcelados en Myanmar apelan su sentencia

Los periodistas encarcelados en Myanmar apelan su sentencia
Los abogados de los periodistas encarcelados de Reuters, Wa Lone y Kyaw Soe Oo en Myanmar, que fueron encarcelados por informar sobre la violencia de los militares contra los rohingya, han presentado este lunes una apelación contra su sentencia sobre la base de que el fallo de la corte fue "incorrecto". En junio, los periodistas fueron sentenciados a siete años por violar la ley oficial de secretos del país y acusados ​​de estar en posesión de documentos secretos. Se cree que la verdadera razón fueron sus profundos informes sobre los abusos de los derechos humanos y la limpieza étnica llevados a cabo contra la minoría musulmana rohingya por el ejército en Rahkine. El veredicto de culpabilidad en junio provocó la condena de la ONU y de gobiernos de todo el mundo y fue visto como un gran paso atrás para la democracia y el estado de derecho en Myanmar. La apelación que ahora se presenta, cita evidencias de que hubo una trampa por parte de la policía y falta de pruebas sobre la comisión de un delito."Hemos presentado una apelación (...) porque el fallo del tribunal de primera instancia fue incorrecto", dijo el presidente y editor jefe de Reuters, Stephen J. Adler, en un comunicado. "Al condenarlos como espías, ignoró pruebas convincentes de una trampa policial, violaciones graves al debido proceso y la incapacidad de la fiscalía de demostrar cualquiera de los elementos clave de crimen", agregó. El portavoz del Gobierno, Zaw Htay, no quiso hacer comentarios sobre la apelación. Si el tribunal admite el recurso, un juez de apelaciones atenderá los argumentos escritos y orales de la fiscalía y la defensa antes de emitir una decisión. Antes de su detención, los periodistas estaban trabajando en una investigación de Reuters sobre el asesinato de 10 hombres y niños musulmanes rohinyá por fuerzas de seguridad y budistas locales en el estado de Rakáin, en el oeste de Myanmar. La operación provocó que más de 700.000 personas huyeran a Bangladés.