El hambre aumenta imparable mientras continuamos desperdiciando alimentos

El hambre sigue extendiéndose por el mundo según Naciones Unidas. Actualmente, más de 820 millones de personas pasan hambre y unos 2.000 millones sufren su amenaza. Sin embargo, según la FAO, aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician, lo que equivale a aproximadamente 1300 millones de toneladas al año. Mientras, el desperdicio de alimentos en el Estado durante el confinamiento aumentó un 12%, fruto de las compras sobredimensionadas provocadas por el miedo. En general, se calcula que en 2019 en el Estado se desperdiciaron 1352 millones de kilos de alimentos y bebidas en total. 

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Desechos alimentarios a la espera de ser convertidos en metano y biogás en Francia. Fuente: FAO
El hambre aumenta imparable mientras continuamos desperdiciando alimentos

La basura producida por los habitantes del Estado español se llena cada día de alimentos. Al respecto, se calcula que en 2019 se desperdiciaron 1.352 millones de kilos de alimentos y bebidas en total en el Estado. Mientras, en la Unión Europea se desperdician alrededor de 89.000 millones de kilos de comida al año, según el estudio Fusions 2016 de la Comisión Europea. Más dela mitad de esta comida, el 54% (alrededor de 47 millones de toneladas), se pierde en los hogares.

El desperdicio también sigue durante la crisis provocada por el coronavirus, una crisis que ha condenado a los más vulnerables a hacer colas para recoger comida en las puertas de las asociaciones de vecinos, las parroquias, o bien a acudir a los comedores sociales para comer, por lo menos una vez al día, un plato caliente.

Según un estudio publicado a principios de julio por investigadores de la Cátedra UNESCO de ESCI-Universidad Pompeu Fabra, así como de la Universidad de Cantabria, el Centro Tecnológico EnergyLab y la Universidad Católica de Perú, el desperdicio de alimentos en el Estado durante el confinamiento aumentó un 12%.

La investigación llegó a esta conclusión tras analizar la gestión de los residuos alimentarios en los hogares desde el 9 de marzo al 12 de abril. Al comparar los resultados con los datos de las mismas fechas del año anterior, se ha observado que se ha desperdiciado más comida que en 2019. 

Este desperdicio estuvo motivado en gran medida por unas compras sobredimensionadas provocadas por el miedo a lo que pudiera pasar o a la escasez. Se calcula que el gasto en la cesta de la compra creció hasta un 25%. Este hecho ha condenado muchos alimentos a la basura, como por ejemplo frutas, verduras y hortalizas.

En términos generales, según un informe realizado por Puntronic, ocho de cada diez habitantes afirman que tiran algún alimento al cubo de la basura. El 70% de los encuestados admitió que lo que más desechaban eran frutas y verduras, mientras que el pan sigue siendo uno de los productos que más se desperdicia. “Algo realmente sorprendente, ya que todos estos alimentos se pueden congelarse, tanto las frutas como las verduras no pierden sus vitaminas ni propiedades en este proceso”, subrayan los autores del estudio.

Al otro lado de la balanza se encuentran los aperitivos y los dulces. Las golosinas, las patatas fritas y demás son las menos desechadas. Solo uno de cada diez admitió tirar a la basura alguno de estos productos. También sobreviven de mejor manera al derroche la pasta y las legumbres, que acaban desperdiciando un 23% de los consumidores.

En la mayoría de las ocasiones, el factor que empuja a los consumidores a desechar los alimentos es el olvido. Lo admiten seis de cada diez hogares encuestados, que aseguran que el desperdicio de alimentos viene dado, básicamente, por descuidos: se habían olvidado que tenían el producto en cuestión guardado en la nevera y cuando lo recordaban ya no podía consumirse. Además, el 46% de los encuestados afirmaron que tenían que tirar parte de los alimentos porque los habían cocinado y guardado en demasiada cantidad

Datos nada halagüeños a nivel global

Actualmente, más de 820 millones de personas pasan hambre y unos 2000 millones sufren su amenaza a nivel mundial, según Naciones Unidas. Sin embargo, según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician en todo el mundo, lo que equivale a aproximadamente 1.300 millones de toneladas al año.

Esto significa que cantidades enormes de los recursos destinados a la producción de alimentos se utilizan en vano, y que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la producción de alimentos que se pierden o se desperdician también son emisiones en vano.

Según subraya la FAO, los alimentos se pierden o se desperdician a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción agrícola inicial hasta el consumo final en los hogares. En los países de ingresos altos y medianos, los alimentos se desperdician sobre todo en la etapa del consumo. Esto significa que se desechan incluso si todavía son adecuados para el consumo humano.

En general, en el mundo industrializado se desperdician muchos más alimentos per cápita que en los países en desarrollo. “Calculamos que el desperdicio per cápita de alimentos por consumidor en Europa y América del Norte es de 95 a 115 kg/año, mientras que en el África subsahariana y en Asia meridional y sudoriental esta cifra representa solo de 6 a 11 kg/año”, subrayan desde la FAO. Y es que si se eliminara la perdida y desperdicio de productos que se produce en Europa, se podrían alimentar a 200 millones de personas en el mundo.

Las causas de las pérdidas y el desperdicio de alimentos en los países de ingresos altos y medianos provienen principalmente “del comportamiento del consumidor y de la falta de coordinación entre los diferentes actores de la cadena de suministro”, según afirma la FAO.  

Algunos alimentos se desechan debido a estándares de calidad que rechazan productos alimenticios que no tengan una forma o apariencia perfectas. A nivel del consumidor, la poca planificación a la hora de hacer la compra, las fechas de “consumir preferentemente antes de” y la actitud despreocupada son las causantes de un gran desperdicio de comida - FAO

Además de subrayar el impacto que tiene la perdida y el desperdicio de comida en la seguridad alimentaria, hay que mencionar su impacto en el medio ambiente. Según la FAO, el 28% de la superficie agrícola del mundo (1.4 millones de hectáreas) se usan anualmente para producir alimentos que se pierden o se desperdician. Por otro lado, el volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o se desperdician alcanza los 250Km3. Mientras, la huella de carbono se estima en 3.300 millones de toneladas equivalentes de C02 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año.