Capitan a Posteriori salva la política exterior europea una vez más

Tras la accidentada visita de Josep Borrell a Moscú, el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad ha publicado un texto en el que le gana la batalla al ministro ruso Lavrov, aunque lo haga a posteriori.

Boorreell
Capitan a Posteriori salva la política exterior europea una vez más

Todos hemos tenido esa ocasión en la que hemos tenido una conversación con alguien, normalmente una discusión, que tiempo después repasamos en nuestra cabeza. Ese repaso nos da un montón de respuestas mucho mejores que las dadas en el momento. Respuestas más inteligentes, más precisas, con mejor argumentación. Lástima que el momento haya pasado y ya no estemos en esa conversación.

Pues todo ello no es problema para Josep Borrell, el por así decirlo ministro de exteriores de la Unión Europea. Borrell utiliza al superhéroe de la época moderna para justificarse: el Capitan a posteriori sale a su rescate. Sería más propio de un futbolista que ha dicho alguna frase sin pensar mucho y luego hace un post en sus redes sociales explicándose, o de un YouTuber al que se le va de las manos alguna broma o performance, pero no, en esta ocasión tenemos a todo un Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad que se escuda en el Capitan a Posteriori para justificar su inacción previa.

El contexto

Borrell hizo la semana pasada un viaje a Moscú para tratar diversos temas de las relaciones UE-Rusia. Fue recibido por el ministro de exteriores ruso Serguei Lavrov, quién le comunicó que Rusia estaba dispuesta a dar respuestas a cualquier pregunta planteada, todo para buscar mejorar las relaciones bilaterales. Esto ocurría con el caso Navalniy de fondo. Y entre otras cosas, Borrell tuvo que ver como Moscú expulsaba de su territorio a 3 diplomáticos de la UE por haber asistido al juicio de Navalniy, en el que este fue condenado a dos años y ocho meses de cárcel.

El punto álgido fue sin embargo la rueda de prensa común en la que Borrell pidió la liberación de Navalniy y Lavrov le recordó el caso de los organizadores del referéndum catalán. Ello no sentó bien a Borrell y especialmente a la diplomacia española. Aun así, Borrell, por decirlo de manera coloquial, “se lo comió todo”, sin réplica ni a la expulsión de los diplomáticos, ni a la comparación de Navalniy con los presos del procés.

Borrell a posteriori

Ahora Borrell publica un texto en el cual el diplomático argumenta que la UE y Rusia se están separando. Además utiliza mucho el yo ( "I" en inglés) para explicar su postura, algo que suena mucho más a justificación y al lanzamiento de argumentos ahora que Lavrov no está presente en la sala para poder contestarle.

Prácticamente nada de ello, sin contar lo de Navalniy, fue expresado por Borrell en la rueda de prensa, algo que sí hizo Lavrov, quién dejó bastante más clara la postura rusa. Ahora con este texto Borrell intenta justificarse, pero incluso fuera del ámbito diplomático ello no queda demasiado elegante. Aunque bueno, Capitan a Posteriori es así.

La UE es un organismo que promueve unos valores universales de respeto a los DD.HH. y la democracia, algo que es totalmente acertado y digno de defender. El problema de fondo sin embargo es que promueve algo en lo que no predica con el ejemplo, y es allí, dónde Rusia, o cualquier otro puede sacarle los colores. Es cierto que Rusia está muy por detrás en numerosos índices de libertades y respetos a diversos derechos que la media de la UE. Ello no quita que la propia UE tenga serios problemas, la Hungría de Orban, la Polonia del PiS o el caso español con el procés catalán. Por no decir que hace vista gorda a socios como Turquía o Arabia Saudí o que sin miramientos siga explotando todo lo que pueda en el exterior, especialmente África.

Por todo ello se ve muy triste la casi total impotencia que demuestra la diplomacia europea en la figura de Borrell, quien recurre al Capitan a Posteriori para intentar quitarse al menos parte del olor a fracaso y en parte hasta ridículo que le acompaña en los últimos días.